¿Qué es la libertad de verdad? Lo que no te cuentan cuando gritas “¡Libertad!”

¿Recuerdan un texto que publiqué titulado, Liberales (en forma de cuento veraniego)?. Pues este podría considerarse como la segunda parte, la parte con mayor intención pedagógica y explicativa. Allá vamos.

Muchos y muchas gritan “¡Libertad!” como si fuera una palabra mágica. Pero… ¿sabemos realmente lo que significa? ¿Es solo hacer lo que uno quiere sin que nadie se meta? ¿O hay algo más profundo detrás?.

 Y aquí aparece un nuevo autor: Isaiah Berlin, que se suma a Nozik, Rawls y Keynes . Un filósofo que se tomó muy en serio esta pregunta, y que teorizó sobre los dos tipos de libertad que el consideraba. Entender su reflexión sobre la libertad, creo que podría ayudarnos a entender ese concepto tan complejo y amplio como fundamental, pese a las reducciones simplistas a las que lo han sometido personajes, principalmente de los que hoy  se reclaman “liberales”.

El concepto de libertad negativa es el más popular. Es la idea de que eres libre cuando nadie te impide hacer lo que quieres. Que el gobierno no te diga qué pensar, qué decir, cómo vestirte, con quién estar. Suena bien, ¿no? Es como tener espacio para moverte sin que nadie te empuje. Pero hay un problema: ¿qué pasa si no tienes con qué moverte? Si no tienes dinero, educación, salud, ¿de qué sirve que nadie te moleste?.

Aquí entra la libertad positiva. Es más profunda. No se trata solo de que no te molesten, sino de que tengas las herramientas para tomar decisiones reales. Ser libre no es solo que nadie te encierre, sino que puedas elegir tu camino con conocimiento y con opciones. ¿De qué sirve que te digan “haz lo que quieras” si no tienes ni idea de qué quieres, ni medios para hacerlo?.

Y recuperamos a los autores del artículo anterior.

Robert Nozick decía que el Estado no debe meterse en tu vida. Que si tú ganaste tu dinero limpiamente, nadie tiene derecho a quitártelo. Suena justo, pero… ¿y los que nacen sin nada? ¿Son libres si no tienen ni para comer?.

John Rawls pensaba diferente. Decía que todos deberíamos tener las mismas oportunidades. Que la libertad no sirve si solo unos pocos pueden usarla. Imagina que diseñas una sociedad sin saber si vas a nacer rico o pobre. ¿Qué reglas pondrías?.

John Maynard Keynes no era filósofo, era economista, pero entendía algo clave: si el Estado no ayuda en tiempos difíciles, la libertad se vuelve una broma. ¿Cómo vas a ser libre si no tienes trabajo, ni casa, ni futuro?.

No se trata de elegir entre una libertad “buena” y una “mala”. Se trata de entender que la libertad es más que un grito. Es más que un eslogan. Es una responsabilidad. Gritar “¡Libertad!” sin pensar puede ser peligroso : defender solo la libertad negativa puede dejar a muchos atrás.

La verdadera libertad necesita equilibrio. Necesita conciencia. Necesita que te preguntes: ¿soy libre de verdad? ¿Y los demás?.

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