GOBIERNOS Y GOBIERNOS

 Los gobiernos de coalición no gustan a algunos, pese a que la experiencia del primer gobierno multipartido en el Estado ha sido considerablemente productivo a nivel legislativo y estable institucionalmente. En nuestro municipio, la experiencia de los gobiernos de coalición ha sido bastante negativa pero, ¿la culpa de que éste tipo de gobiernos haya sido improductivo es del multipartidismo?. Rotundamente no.

Las coaliciones de gobierno, no sólo en nuestro país, han debido superar reticencias y prejuicios centrados, básicamente, en la crítica a los efectos nocivos del multipartidismo y la deseabilidad de asegurar gobiernos “fuertes y estables”. El “mito del multipartidismo (los gobiernos, en situaciones de fraccionamiento serán, o minoritarios o de coalición, por lo que pueden ser considerados como transitorios y, por lo tanto, indeseables) se ha retroalimentado de otro “mito”: el de las coaliciones, según el cual éste tipo de gobiernos son necesariamente efímeros, por lo que la estabilidad de los gobiernos dependerá inevitablemente de un gobierno mayoritario (Dodd 1976). Mitos enarbolados como argumento cuyo objetivo, en mi opinión, es retorcer la pluralidad política en beneficio de las mayorías, lo utilice quien lo utilice.

De éstos “mitos” se alimenta la derecha local en nuestro municipio, poniendo como ejemplo el fracaso de los gobiernos multipartido de 2015 y, paradógicamente (por haber sido un gobierno presidido por el candidato del PP) el de 2019. Pero olvida interesadamente el gobierno de 2014 en el que el PP, gobernando en minoría, logró finalizar el mandato sin demasiados problemas. Y lo hace, simplemente, porque el socio de gobierno era un partido local (Decido) al que no consideraba competidor electoral, no como en 2019 con Ciudadanos.

El gobierno de 2019 puede ser considerado claramente un fracaso, pero la razón, más allá de las discrepancias públicas lógicas entre formaciones políticas soberanas e independientes, fue el cálculo electoral y la táctica de desgaste posterior que el PP utilizó para conseguir, primero el acuerdo para llegar a la Alcaldía con mayoría absoluta (para después boicotear internamente el mismo a través del control de áreas clave que asfixiaron a Ciudadanos hasta su expulsión definitiva) y en segundo lugar, quedarse en solitario, sin riesgo en cuanto a la Alcaldía (el acuerdo para una moción de censura era imposible) con el objetivo de aparecer ante la ciudadanía como victima para así dar sentido a su apelación electoral a un gobierno “fuerte”.

Cuando el PP y su candidato argumentan que El Campello necesita un gobierno fuerte, lo que están diciendo en realidad es que quieren la mayoría absoluta para no tener que dialogar ni negociar nada con nadie. Y afirmo esto dadas las muestras que en éste sentido ha dado el gobierno en minoría del PP dirigido por Juanjo Berenguer: pese a los ofrecimientos que desde grupos de la oposición se han hecho (Compromis lo ha planteado en diferentes ocasiones), no ha sido capaz, como Alcalde ( cuya competencia es exclusiva) de presentar unos presupuestos municipales que ayudasen a paliar la situación de bloqueo que sufren los departamentos de contratación e intervención, como tampoco ha sido capaz, como máximo responsable ejecutivo, de tomar decisiones que mejorasen la situación de bloqueo administrativo ( por ejemplo, el padrón municipal ).

Siempre es interesante recordar que nuestra legislación electoral local propicia la estabilidad de los gobiernos municipales sea cual sea la correlación de fuerzas políticas con representación: si no existe una mayoría alternativa, ya sea de investidura o a lo largo del mandato, la Alcaldía (órgano dotado de amplias competencias ejecutivas) recaerá sobre el partido más votado. Y repito, el máximo órgano ejecutivo es el que tiene las competencias exclusivas para presentar el Presupuesto y la dirección de la administración, algo que choca con el argumento de “ingobernabilidad” esgrimido por el PP y su candidato.

Pese a la peligrosa y antidemocrática estrategia desarrollada por la derecha y la extrema derecha de deslegitimación del actual gobierno de coalición en minoría del Gobierno de España, el primer gobierno multipartido en el Estado podría ser puesto como ejemplo en cuanto a su funcionamiento interno: pese a tener la potestad de nombrar y separar ministros, el Presidente del Gobierno ha respetado el reparto del poder interno emanado del acuerdo entre partidos independientes y soberanos así como los principales ejes programáticos recogidos en un acuerdo, por escrito y público, firmado por los partidos coaligados. Creo que como mínimo, es una experiencia democrática interesante y, conceptualmente extrapolable que demuestra que los acuerdos son posibles y, por lo tanto, que los gobiernos de coalición son viables y productivos, siempre que se tenga verdadera voluntad de dialogo y acuerdo, claro.

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