ORGULLOSO.
En 1980 yo tenía 10 años. Unos antes, la editorial La Gaya Ciencia editó 27 títulos bajo el título de Biblioteca de divulgación política. El primer librito que tuve la oportunidad de leer fue “Que es el comunismo” de Simón Sánchez Montero. A lo largo de esos años tuve la oportunidad de leer algún otro como “las organizaciones marxistas-leninistas” (Carlos Trias)” , “Que es el trostquismo” (Juan Andrade) o “Los socialdemócratas” (Jesus Prados Arrate). Aquellas primeras lecturas, junto a la admiración que sentía ( y siento) por un “comunista”, para mi, modélico como Ramón Planelles, me llevó años más tarde a solicitar mi ingreso en el PCE.
Recuerdo aquellos años en el local de la calle Trinidad con enorme cariño y mucha emoción. Nos reuníamos los sábados para comentar el Mundo Obrero, se hacían fiestas de entrega de carnets, y se hablaba con pasión de política, de vivencias personales y de experiencias que, sin rencor, contaban los viejos militantes que habían sufrido cárcel y exilio, sólo por ser militantes del PCE y en su nombre, defender la democracia, la libertad y el socialismo. Mi recuerdo para Manuel Villa, Casimiro Bayón, Angel Muñiz o Patiño, queridos compañeros que ya no están con nosotros. Y otros tantos (no me gustaba ni me gusta emplear el término “camarada”) con los que compartí militancia.
En 1990 abandoné la militancia, después de haber sido candidato por el PCE en la primera convocatoria electoral con Izquierda Unida. Y, aunque volví a militar en IU en 1995, no lo hice el el PCE.
Pese a lo que algunos puedan pensar (sin saber, sólo por impresiones e incluso por mala baba) solo he militado en el PCE (luego Izquierda Unida) y en la actualidad, como socialdemócrata convencido, en el PSOE. Pero jamás renegaré de la militancia comunista de mi juventud, pues fue una escuela de aprendizaje donde el ejemplo de la honestidad, la lealtad y el compromiso de aquellos y aquellas compañeros y compañeras, me han seguido acompañando a lo largo de mi vida, tanto personal como política.
Este mes se cumplen 100 años de la creación del Partido Comunista de España, y con sus claroscuros, como en cualquier otra organización política, creo que los y las que militan en el PCE merecen el mayor de los reconocimientos por su trabajo político desinteresado en la búsqueda del bienestar colectivo, principalmente el de los sectores más débiles de la sociedad. Mi evolución política personal me ha llevado a tener claras discrepancias ideológicas, que me hacen militar actualmente en otro partido. Pero a los compañeros y compañeras del PCE sólo puedo estarle agradecido por todo. Desde el mayor de los respetos y reconocimiento personal, les deseo en su lucha política mucho acierto y reconocimiento pues, insisto, su inquebrantable compromiso político siempre ha sido desde la defensa de unos valores y unos principios comprometidos con la democracia, la libertad y la igualdad.
Hoy, cuando una parte de la sociedad parece “normalizar” el autoritarismo de extrema derecha, se utiliza el calificativo “comunista” casi como un insulto. En mi opinión, se hace desde la ignorancia, pues si conociesen mínimamente la trayectoria del PCE, las renuncias que hicieron los y las comunistas en beneficio de la reconciliación y la democracia se darían cuenta de su propia estupidez.
Gracias y todo mi cariño y reconocimiento a los y las compañeros y compañeras con los que compartí militancia que todavía siguen en el PCE. Seguro que en el camino de la igualdad y la justicia social nos seguiremos encontrando, pues el socialismo en libertad y el socialismo democrático están “condenados” a converger en la lucha por una sociedad mejor.
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