LOS IMPACTOS DE LAS CRISIS.
Las crisis económicas, sean cuales sean sus orígenes siempre afectan de forma más cruel sobre los mismos y las mismas: los y las trabajadores y trabajadoras precarios y precarias y, sobre todo, los y las jóvenes.
En el Pleno municipal se aprobó una interesante iniciativa a propuesta de EUPV, de la que ya me hice eco en éste humilde blog. Lo valoro positivamente siempre que sea una política con continuidad y diversifique la población objetiva a la que pueda dirigirse. Trabajadores y trabajadoras que han perdido su empleo, desempleados y desempleadas mayores de una edad en la que a las empresas ya no "les son rentables", jóvenes... Ese sector es el más afectado, no sólo en su presente, sino en su futuro, algo que debería provocar más de una reflexión.
Pero en la política local se habla de diferentes temas que son tratados como asuntos que nada tienen que ver con el empleo cuando en realidad tienen una conexión directa, pues en la forma de gestión radica la posibilidad de que sean, además de servicios directos, una forma de promover empleo local. Y el compromiso de introducir criterios socio económicos es, en si mismo, un avance porque, hoy esos criterios pueden señalar a unos sectores, pero a medio plazo igual señalan a otros como prioridad.
El emprendimiento siempre ha existido, pero también siempre ha estado condicionado, no al talento, no al ingenio u oportunidad de la iniciativa, sino a los fondos económicos para ponerlos en marcha. Y esta es una línea que debería ser paralela a la del establecimiento de líneas de solidaridad con los y las autónomos y autónomas y pequeños empresarios.
Los partidos políticos tienen la responsabilidad de pensar más allá de los períodos electorales y, sobre todo, de esos públicos objetivos a los que se dirigen de forma insistente sus discursos. Avanzar en la confianza de los jóvenes en los partidos es el primer escalón para intentar rescatar la política del marasmo en el que ellos y ellas la ven. Apartada de su realidad y ajena a sus intereses, se habla de los y las jóvenes como si de un colectivo coherente se tratase cuando en realidad las situaciones son igualmente complejas que en el resto de la sociedad de adultos.
Paremos un momento y pensemos.
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