EXCLUYENDO, QUE ES GERUNDIO.

    La derecha ha decidido romper el dialogo para la renovación del Consejo General del Poder Judicial ( el órgano de gobierno de los jueces). Y lo hace, porque los vocales propuestos por el gobierno “huelen” a Podemos. Y es que eso del populismo radical lo llevan de forma desigual. Para la derecha, el populismo se divide en dos: el bueno y el malo ( como el colesterol). Podemos, malo; extrema derecha, bueno. Bueno.

    No ha habido problema para la renovación de RTVE, porque al parecer los medios de comunicación públicos ya no son tan importantes o quizá porque sus altavoces ya los tienen repartidos entre otros medios sin necesidad de negociar con nadie, por lo que la exclusión ha sido innecesaria.

    Se pide la despolitización, pero solo para el enemigo ( no para el adversario, ni siquiera para el oponente). La tabla de medir es desigual en función del criterio que ellos quieren imponer. Pero para predicar, hay que dar pan, porque de lo contrario las posiciones que uno dice defender se convierten en humo. Si, es cierto, en humo que alimenta a los suyos y que alienta a sus buenos populistas, pero en definitiva, humo para solucionar los problemas de las instituciones del Estado.

    La diferencia estriba en que a quienes ellos quieren excluir han asumido responsabilidades de gobierno allá donde han habido acuerdo de gobierno, pero sus “buenos” populistas, decidieron que es mejor ver los toros desde la barrera, criticando la faena pero sin mancharse del barro de la toma de decisiones. Así, sus populistas, sin sufrir ni un mínimo rasguño, les están comiendo el terreno, algo de lo que, o no parecen darse cuenta o simplemente, dándose cuenta, ya piensan que cualquier posibilidad de gobierno pasa por ellos y simplemente, mientras se resignan, les blanquean todo lo posible, eso si, denunciando ante la opinión pública sus diferencias, pero de fondo.

    El gobierno dejó sobre la mesa la propuesta de regular mediante ley las competencias del CGPJ en funciones, pero creo que, ante la espantá de la derecha, debería recuperarla, pues de lo contrario, el actual equilibrio en el Consejo, pese a que en muchas ocasiones no sea preceptiva su opinión, va a poner contra las cuerdas muchas de las propuestas y medidas que el gobierno quiera sacar adelante.

    Las posiciones, tanto de la derecha como del PSOE han ido cambiando a lo largo del tiempo. Se ha ido modulando lo de la politización del poder judicial, quizá entendiendo ( el PSOE) que el sistema más democrático para elegir a los vocales y personas de reconocido prestigio sigue siendo el que establece nuestra constitución. El nombramiento debe ser en el parlamento, y en el parlamento están los representantes elegidos democraticamente por parte de la ciudadanía. Y en un sistema donde los partidos son un “mal necesario”, éstos deben ser los que designen, en función de su representatividad, a los y las componentes del tercer poder del estado.

    La polarización no es un mal patrio, pues se padece de norte a sur. Lo que no parece abundar de norte a sur son las posiciones verdaderamente sensatas en defensa de nuestro imperfecto sistema democrático, que se diferencia en poco de cualquier otro, si exceptuamos la cultura política y, por ende, la cultura cívica. O lo que es lo mismo: la ejemplaridad de los cargos electos en relación con sus representados.

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