8 DE MARZO

     En la sesión plenaria del próximo jueves 25 se debatirá una moción sobre el 8 de marzo. La propuesta va a Pleno con el apoyo de los grupos PP, Ciudadanos, PSOE, Compromis, EUPV, Podem y REDcv. Creo que es un logro que los grupos políticos representativos de la ciudadanía ratifiquen a través de una moción conjunta su compromiso con la igualdad y contra la violencia de género. Evidentemente, si contamos el número de grupos podremos concluir que falta uno, pero creo que su ausencia es positiva porque pone a cada cual en su sitio en una sociedad local democrática, plural y diversa. Al teatro y la escenificación de esa diferenciación podremos asistir en el Pleno municipal donde, al igual que se hizo en el parlamento por todas las fuerzas políticas, tengo la esperanza que se haga frente a esa opción política, cada día más digna heredera de los orígenes sobre los que se reivindica.

    Llamar a la violencia machista y, por lo tanto de género, “intrafamiliar” es como referirse a los accidentes de tráfico como “daños colaterales de la conducción”, o pretender que el día internacional de la mujer pase, de forma torticera y oportunista ( como es clásico en éste pseudo movimiento político) a ser el de las victimas del Covid (quizá en recuerdo de la famosa reunión en la que se contagiaron muchos de sus dirigentes en marzo de 2020) es un  flagrante ataque a la convivencia. Creo que el consenso sobre la moción del día 8 de marzo, así lo expresa.

    Pero las ocurrencias de ésta formación de extrema derecha y radical conservadora, desgraciadamente tienen su público y es necesario que  la capacidad demostrada en torno a la igualdad y contra la violencia machista se traslade a  una unión en defensa de la democracia y la convivencia. Los  grupos políticos que tienen la responsabilidad de gobierno deben tomar decisiones que alejen a los representantes de ésta formación ultra de cualquier protagonismo institucional. Evidentemente los intereses partidistas pesan, incluso las ambiciones personales, pero estoy seguro de que en el marco de un acuerdo que reconociese la legitimidad de la coalición bipartita (por otro lado, otras alternativas son de difícil configuración) y con un compromiso para facilitar la gobernabilidad, el partido de extrema derecha podría ser apartado de cualquier órgano de decisión.

    Se me podría objetar que hay otros partidos que podríamos encuadrar como radicales, pero éstos, con su actitud de acuerdo sobre la moción referida, demuestran que en el contexto local, están del lado de la institución y de los derechos y libertades, por lo que en la corporación sólo podemos señalar como elemento de desestabilización a la ahora tercera pata de la investidura.

    La desafección ciudadana respecto a la política propicia estos fenómenos de los que hasta no hace mucho parecíamos inmunizados. Pero han llegado y la única forma de combatirlos es con convicción democrática y defensa de los valores constitucionales, amen de revertir, como decía, las “alianzas fatídicas” que, por otro lado, serían innecesarias si el talante de dialogo y acuerdo  es el que se expresó en la investidura y no retórica vacía.

    La horfandad que el distanciamiento de la política está produciendo en una parte de la ciudadanía merecería la atención de los partidos democráticos en el marco de una necesaria  estrategia que incidiese en los valores cívicos como nexo de unión, de los derechos colectivos en equilibrio con las libertades individuales. Es necesario rescatar a esos ciudadanos y ciudadanas que creen que el voto en negativo es la solución para la sociedad (en la que se sienten ignorados) e integrarlos, desde la pedagogía y la defensa de los valores y principios más allá de identitarismos vacíos de contenido. La solidaridad, la igualdad, la fraternidad, la tolerancia y el interés colectivo tienen que ser los pilares sobre los que reconstruir una sociedad cada día más dividida y atomizada, perfecto caldo de cultivo de los extremismos que tanto daño hacen y harán (si no se toman las decisiones necesarias) a la convivencia.

En definitiva, creo que es, para todos y todas los y las demócratas un motivo de alegría que la totalidad de partidos democráticos hayan llegado a un acuerdo en defensa de los derechos y las libertades. Algunos y algunas esperamos no sea el último.

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