EL COMPROMISO ES CON EL PSOE

 Me comprometo a dirigir el partido con la pretensión de sumar y aglutinar. Todxs somos necesarios en la construcción de una sociedad más justa". Este podría ser el resumen de las declaraciones del Secretario General de los y las Socialistas Campelleros tras la Asamblea en la que fue elegido por el 54% de la afiliación. Esto fue el 28 de septiembre, y creo que estamos ya a mediados de noviembre.

Personalmente no apoyé al candidato que finalmente fue elegido por la afiliación pero, como demócrata , acepto la decisión de los y las compañeros y compañeras, pese a las denuncias que orgánicamente se han presentado en el seno de la organización a nivel federal y de País Valenciano pues, cuando resuelvan, se hará siguiendo los cauces orgánicos democráticos y todos tendremos el deber de aceptarlas nos guste o discrepemos.

La dirección que surgió de la asamblea-proceso electoral interno asumió, por boca de su Secretario General el compromiso de unir a un partido dividido desde hacía demasiado tiempo. Pero la actitud que hasta el día han mantenido, nada tiene que ver con ese objetivo y sí mucho con lo que también declaró el candidato electo: "Una vez habla la militancia no caben diferencias, no cabe el enfrentamiento...”. ¿Esto significa para la dirección que no caben discrepancias, no cabe debate, no cabe actividad política?

 ¿Ha servido ese 54% para legitimar la inactividad; la inoperancia política e institucional que ha situado al socialismo Campellero en la invisibilidad, y al parecer, lo quiere seguir condenando a la irrelevancia?

Ni he tenido ni tengo ambiciones más allá de militar, con una relativa coherencia, en una organización que, en su ideario, resume mis convicciones políticas. Pero el que no tenga ambición por ocupar cargos orgánicos o institucionales ( ya tuve mi momento y me enorgullezco de mi trayectoria política pues, lejos del relato de incoherencia que muchos me atribuyen, actué siempre en función de ideas y no de cargos) no es argumento para que permanezca callado ante lo que considero una actitud poco respetuosa, tanto con el mandato asumido por la dirección local , como con el 46% de la militancia que apostaba por otra alternativa. Un gesto, más allá de la dialéctica vacía, habría sido integrar a miembros del sector que compitió por la dirección construyendo así esa “suma”tan deseada como rechazada, dada la actitud demostrada hasta ahora.

Los y las afiliados y afiliadas, en función del nivel de su nivel de compromiso, tienen el derecho de conocer y de influir en las decisiones pero, ¿cuáles son las posiciones del Partido Socialista sobre las diferentes cuestiones que el gobierno de coalición de derechas genera?. No lo sabemos. ¿Qué debemos hacer, ir a pedir información a los y las concejales y concejalas o deben ser éstos los que rindan cuenta y recaben la opinión de los y las afiliados y afiliadas?. Los representantes electos lo son bajo unas siglas y a ellas y su concrección en la militancia se deben.

La democracia ( al menos así lo entiendo ) va más allá de votar, aunque este acto se repita en varias ocasiones ( la reiteración no le da más legitimidad al resultado). La democracia interna, se expresa a través de la inclusión, de la transparencia y de ese compromiso al que se apela (nuestras ideas y nuestros principios) pero sólo de forma retórica. En mi opinión, si los y las afiliados y afiliadas “sólo” quiere ser “pagacuotas o pegacarteles”, o si la dirección limita su rol a eso ( votar) se condena a un partido político, a través de la aceptación del cesarismo, a la irrelevancia. Y creo que los y las que militamos lo hacemos por algo más que ver como nuestros dirigentes nos hurtan el papel que políticamente tenemos y queremos tener.

Tampoco hay que olvidar a los y las votantes, a los y las simpatizantes y a los y las ex militantes y ex cargos públicos. Votar a un partido o simpatizar con sus ideas requiere, en momentos puntuales, un compromiso más allá del voto: requiere que, si el mandato representativo no se ajusta a unos parámetros mínimos, levanten la voz, y sean críticos con los dirigentes, pues éstos están ahí para representar y no para representarse a si mismos.

Vivir de las rentas electorales que proporciona, coyunturalmente, la marca o el líder de turno, nos condena a los y las que creemos en la fuerza de las ideas socialdemócratas a ser comparsas sin rumbo propio, y creo firmemente que el PSOE de El Campello merece un debate más serio y concreto sobre qué proponemos para el pueblo al que queremos representar para avanzar hacia un futuro más justo, sostenible e igualitario.

No pido dimisiones, sino reflexiones; no pido que se pervierta la democracia interna sino que se recupere. Y creo que, como militante (sólo como militante de base, que es lo que soy)considero que estoy en mi derecho a exigirlo.

En 2019 se cumplieron 80 años desde la creación de la primera Agrupación Socialista de El Campello; también se cumplieron 25 años desde que se perdió el gobierno municipal. Creo que podría ser el momento de que todos y todas los que estamos orgullosos del papel que nuestro partido ha jugado en la construcción democrática de lo que hoy es nuestro municipio, que creemos en el progreso colectivo; en unos servicios municipales públicos de calidad, en una política social que se anticipe a los problemas de desigualdad que amenazan a muchos y muchas vecinos y vecinas ; en una política participativa y radicalmente democrática que devuelva la confianza en la política a la ciudadanía; en gestos acompañados de políticas públicas claras, concretas, viables y posibles, arrimemos el hombro y que nuestros dirigentes ( siempre contingentes) estén a la altura de esas grandes ideas que nos hacen militar en el partido más antiguo y con más historia en nuestro pueblo y en nuestro país.

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