EFECTOS Y CONSECUENCIAS
El debate sobre la moción de censura instrumental que presentó la extrema derecha dio un giro inesperado con el discurso ”esperable” del líder del Partido Popular. Que la moción era instrumental, era evidente para todos, excepto para el argumentario retórico de la extrema derecha que principalmente perseguía lo que creo que consiguió: visualización. El objetivo no era ni siquiera que la ciudadanía asistiese a un debate forzado sobre el estado de la nación; el objetivo era (en mi opinión) doble: que el votante de derechas viese en el partido de extrema derecha el único partido que defiende los “valores tradicionales de la derecha de toda la vida” contra el gobierno “social comunista”: el Partido Popular era su objetivo. Y, como ya he dicho, conseguir un plus de visualización pública en el mismo sentido, algo que “gracias” a los medios de información ha logrado con creces.
He de reconocer que me he negado a dar pábulo a la táctica de los populistas de extrema derecha en los medios de comunicación, pero la polvareda mediática que levantó el discurso del líder del PP me “obligó” a escucharlo.
El PP estaba contra la pared. La Moción instrumental le situó ante la compleja disyuntiva de votar no o abstenerse dando, de alguna manera, legitimidad a las posiciones de su principal competidor electoral. Pero el discurso de P. Casado aprovechó la oportunidad que le ofrecía su “alter ego” y, hábilmente dio un giro táctico a la situación.
Según muchos analistas, el PP “rompió” con la extrema derecha pero en mi opinión lo que hizo fue simplemente aprovechar la oportunidad involuntaria ( la extrema derecha no había calculado los efectos no deseados de su estrategia) y marcar un punto de inflexión mediático, que no político, pues las posiciones de ese nuevo “centro derecha moderado” siguen dependiendo de esa extrema derecha inmoderada en Ayuntamientos y comunidades. Y no sólo el poder institucional, sino las políticas públicas que desde ese poder se van a implementar bajo la influencia del populismo de extrema derecha que, pese a la “ruptura instrumenta”, no va a abandonar el apoyo a su “hermano mayor” a pesar renegar de el por “cobarde”.
El gesto que el Presidente del gobierno planteó, retirando la propuesta de modificación de la Ley para elegir a los miembros del CGPJ, además de ser calificada por los avispados periodistas más como una añagaza que una estrategia política, ha recibido la misma respuesta del PP antes del presunto “aggiornamento” : si, pero sin Podemos. La derecha quiere excluir a un partido que forma parte del gobierno de coalición con el argumento de que “es lo mismo que la extrema derecha”. Pero esta táctica sólo persigue la caída del gobierno (que ha calificado desde el mismo día de su toma de posesión como “frankestein”, ilegítimo, etc) y no de un clima moderado en el cual negociar cuestiones de Estado. ¿Porqué?. Porque el Podemos que forma parte de la coalición de gobierno, no es lo mismo que la extrema derecha y a los hechos me remito (perdón por la referencia a mi admirado “Manquiña”): Podemos apostó por la institucionalización entrando en gobiernos municipales y autonómicos frente a una extrema derecha, cuya estrategia fue la de no “ensuciarse” en busca de su particular “sorpasso” al PP. Hay otras muchas causas por las que la polarización por la izquierda se ha suavizado, mientras que por la derecha se ha radicalizado, pero sólo señalar lo que para mi fue el verdadero punto de inflexión: la posición de Ciudadanos tras las elecciones del 28A, que pese a sumar mayoría de gobierno con el PSOE, optó por su radicalización empujando a unas nuevas elecciones donde la aritmética parlamentaria cambió, dando lugar a un nuevo escenario (con Ciudadanos como opción irrelevante) donde el único acuerdo posible (pese a no sumar mayoría) era del centro-izquierda representado por el PSOE con la izquierda representada por Podemos
Pero dejando de lado la situación nacional (que inevitablemente influye de alguna manera en el escenario local), el gobierno municipal de PP y Ciudadanos no corre ningún peligro: la extrema derecha no dejará de apoyar a la coalición, porque en ello le van unas ventajas y privilegios organizativos y económicos. Y por otro lado, no existen combinaciones numéricas para propiciar un gobierno alternativo sin el concurso de Ciudadanos, que tras su apuesta inicial, no creo que esté en condiciones de explicar un giro de éste tipo (en caso de cambio de “compañeros de viaje”), a menos que fuese a cambio de algo muy importante (¿la alcaldía?). Por lo tanto, la estabilidad de la mayoría de la investidura creo que, de momento, está garantizada.
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