¿DESLEALTAD O SIMPLEMENTE VISUALIZACIÓN?
En la última sesión plenaria, se aprobó una moción que podría calificarse de diferentes formas. O un acto de deslealtad, o una reivindicación de autonomía o incluso como una contradicción, al ser el propio grupo promotor de la iniciativa responsable del área de medio ambiente del gobierno de coalición. Pero de una forma u otra, creo que establece un escenario interesante para reflexionar sobre conceptos que en un gobierno de coalición se utilizan tan desacertadamente como de forma desapropiada.
No es la primera ( ni será seguramente la última) vez que Ciudadanos “discrepa” abierta, pública e institucionalmente de sus socios de coalición. Realmente no se muy bien si se trata ( como decía) de una reivindicación de autonomía ante la larga sombra de un Alcalde ( de cualquier Alcalde, pero de éste más, reforzada por una campaña informativa en redes sociales bastante potente) o una manifiesta deslealtad. Y ni yo ni nadie lo sabe, porque ni el acuerdo de investidura, ni la organización del gobierno de coalición estuvo sustentada por un acuerdo que, negro sobre blanco estableciese públicamente el nivel y límite de los compromisos. El acuerdo fue a la antigua usanza: un apretón de manos selló el compromiso de investidura y el reparto del poder municipal pero, ¿hasta dónde, en qué cuestiones, como se resuelven los desencuentros? ( y la moción fue un desencuentro, sin duda).
Recuerdo un Pleno telemático en el que un atribulado Alcalde le recordaba al portavoz de Ciudadanos la teoría de las dos orillas: ¿sabe usted en que orilla está?. Pero evidentemente, estos desencuentros no van a suponer, ni una crisis de gobierno, ni nada de mayor relevancia porque los objetivos iniciales fueron cubiertos con creces y eso lo saben todos, incluido el Alcalde.
No obstante, los resultados electorales de la formación naranja creo que les vienen provocando preocupaciones y seguro que les hacen reflexionar sobre lo de la “larga sombra” y la cuantitativa desafección de su candidatura local frente a otros frente políticos.
Cuando en las elecciones Generales del 28A la candidatura de Ciudadanos obtiene en El Campello el 20,9 por ciento, en las Europeas celebradas el mismo día que las municipales, el 17,3%, en las municipales “solo” obtienen el 12,5 ( casi un punto menos que en 2015). Y si a esa “desafección” de entre cinco y ocho puntos porcentuales respecto a convocatorias generales con la candidatura local, sumamos los desastrosos resultados que el partido naranja obtuvo el 10N (el 9,2), supongo que las calculadoras se habrán puesto a trabajar.
Por otro lado, creo que marcar distancias o establecer ciertas diferencias, no sólo entra en la lógica de la competencia política sino que es saludable para la democracia. No estamos hablando de un pacto de sangre, sino de un presunto acuerdo entre dos formaciones soberanas e independientes que cuando finalice el mandato tendrán que rendir cuentas ante la ciudadanía y, ¿cual será el criterio para asignar responsabilidades tanto en positivo como en negativo, que el perverso eufemismo de “equipo de gobierno” intenta mezclar en un totun revolutum?. ¿Qué instrumentos tiene la ciudadanía para asignar responsabilidades?, ¿la encarnizada lucha simbólica en redes sociales?.
Una coalición, que pese a lo que las teorías formales afirman, no es un juego de suma cero, al menos en su conclusión: lo que pierde uno lo gana el otro. Por esto creo que es saludable: permite que, en lo posible, los votantes puedan asignar responsabilidades a los diferentes actores en función de sus méritos o deméritos, lo que devuelve una pequeña parte de la soberanía a los votantes en un sistema ( de multipartido) en el que éstos la pierden en beneficio de partidos y dirigentes.
En definitiva, ni deslealtad ni crisis, simplemente estrategias de visualización de lo que es un gobierno con actores diferentes que quieren además ser diferenciados. Lo del “tercer” actor, lo sigo dejando para otro día, porque ni los analistas más avezados tienen redaños para hacer una evaluación sin entrar en un bucle sin sentido.
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