¿PORQUE ACTUAMOS COMO LO HACEMOS?. LA PIRAMIDE DE MASLOW Y EL “ IN-OUT GROUP”.


El nombre de la pirámide, se debe al psicólogo social norteamericano Abraham Maslow, que formuló a principios del siglo XX su teoría de motivación humana.
La estructura de la pirámide intenta plantear una propuesta de análisis de la motivación en la conducta, dividiéndose en cinco niveles jerárquicos según las necesidades del ser humano y que, según el autor, son progresivas en el tránsito vital de los seres humanos.
En el primer nivel, en la base, se encuentran las necesidades más básicas: la alimentación, el vestido, el sexo, etc. En el segundo nivel se busca la seguridad: física, económica, etc. El tercer nivel está ocupado por las necesidades sociales, siendo relevante el sentimiento de pertenencia grupal. En el cuarto nivel están las necesidades más emocionales, como la reputación, la confianza, etc. El último nivel, en la cúspide de la pirámide, y después de un tránsito ideal por las otras cuatro, está el objetivo de realización personal o también podríamos decir que el éxito, logro íntimamente relacionado con el resto de niveles.
¿De qué podría servir esta propuesta metodológica para analizar el comportamiento humano desde un enfoque psicológico?. Si no adquirimos una mirada holística sobre la sociedad, será un instrumento únicamente teórico, pero si somos capaces de abstraernos mínimamente y tener una mirada crítica sobre nuestro propio desarrollo personal, y plantearlo en perspectiva social, quizá podamos encontrar algunas respuestas a las preguntas que nos formulamos ( al menos algunos) sobre nuestra realidad colectiva.
Si aplicamos ésta teoría a la actual crisis sanitaria, el primer nivel sería la explicación causal a esa compra compulsiva que se produjo en los primeros días del estado de alarma. Relacionado con éste nivel, el segundo podría explicar el sentimiento de reconocimiento a los trabajadores y trabajadoras públicos sobre los que recae nuestra necesidad física más básica: la seguridad médica.
El tercer nivel nos daría pistas sobre el comportamiento de los individuos, tanto de apoyo como de rechazo a determinadas decisiones. Nos identificamos con personas que representan símbolos, y ésto nos hace actuar defendiéndonos o atacando las posiciones que consideramos contrarias a nuestra “pertenencia”. Y éste sentimiento de pertenencia, necesitamos reforzarlo siguiendo los argumentos que determinados personajes de referencia plantean. Y lo hacemos, la mayoría de las veces, sin someterlos a crítica alguna. Simplemente los repetimos y amplificamos, sintiéndonos más y mejor integrados en ese grupo que se convierte en referencia vital, máxime en la soledad de nuestro domicilio.
Evidentemente éste planteamiento es cuestionable, pero como decía sirve de posible referencia causal ante el comportamiento que como sociedad dividida tenemos los seres humanos. Quizá el “experimento social” que supone el confinamiento preventivo sea el marco ideal para analizar desde éste enfoque cómo y porqué actuamos como lo hacemos, aunque existen otras teorías complementarias e incluso contrapuestas.
Por otro lado, es interesante unir la esta teoría sobre el comportamiento a H. Tajfel (polaco-británico) también psicólogo social, que desarrollo en el marco de sus estudios sobre los aspectos cognitivos del prejuicio, su teoría de la identidad social. Este psicólogo propone que las identidades colectivas pueden constituirse en “ingroup” y “outgroup”, o traducido: grupo propio y grupo ajeno.
El “ingroup” es el grupo social de referencia donde unas personas se sienten identificados. El “outgroup” es el grupo de adversarios, que el grupo social reconoce pero sin identificarse con el.
Las causas por las que un individuo se adscribe a un grupo o se distancia de otro puede deberse a diferentes causas, pero como entenderéis, yo tiendo a conectar esas causas a la polarización extrema en la que vive la política y la sociedad española, que conlleva comportamientos enfrentados y con escasas posibilidades de lograr acuerdos, básicamente porque la dinámica de esta polarización entiende que el comportamiento del “outgroup” parte de intenciones, no sólo contrapuestas, sino cuasi perversas, radicalizando las posiciones propias respecto al “ingroup”.
Si las oleadas de empatía que la crisis sanitaria demuestra no provoca igualmente empatías hacia los oponentes, suavizando posiciones, saldremos de ésta crisis más crispados, y con menos posibilidades de lograr equilibrios que beneficien, de forma transversal, a todos, ya seamos “in” o “out”.

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