CUESTIONES COTIDIANAS


La política no es lo que era, posiblemente, porque nunca fue lo que tenía que ser. Pero ( y permitirme el juego de palabras), es lo que es.
Los que de forma más o menos autodidacta o curiosa, nos acercamos al análisis de un nivel tan poco explorado por la Ciencia política como es la política municipal, pecamos en la mayoría de los casos de un exceso de generalizaciones, cuando el “objeto” está bastante claro: lo local, sus procesos, las decisiones ( o no decisiones) y su impacto en la vida de las gentes con las que compartimos la (aristotélica) “comunidad política”. Igualmente, y pese al esfuerzo por analizar esa realidad de forma “desapasionada”, los prejuicios que provienen de nuestro bagaje personal y político, suelen condicionar el enfoque. No obstante, es de recibo reconocer que, pese a todos estos condicionantes, el análisis que en ocasiones se plantea, o las reflexiones que se proponen, tienen un cierto interés, al menos como punto de vista diferente al de la mera expresión de emociones partidistas al que estamos acostumbrados y que, como es normal, en el debate institucional, se manifiesta de forma legítima.
Y dicho esto, a modo de justificación, me gustaría adentrarme en la cotidianidad; en las cuestiones que ,sin un diseño previo, sin una intencionalidad explícita, están diseñando y componiendo la agenda política local.
Pese a la estrategia comunicativa del gobierno de coalición, los “pequeños” asuntos, o más bien, el compendio de actos o eventos que se suceden, no son la parte sustancial de esa agenda política. Esos actos más bien forman parte de esa retórica institucionalmente aceptada de  demostrar a la ciudadanía una “frenética” actividad institucional. Resulta evidente, al menos en mi opinión, que ese guión está escrito desde siempre, formando parte ( con las peculiaridades, personales e ideológicas que inevitablemente imprime la persona al frente de la gestión cotidiana de esas áreas) de un tipo de incrementalismo casi costumbrista: eventos, actividades lúdicas, etc. Pero la agenda contiene temas que no se abordan, al menos de una forma pública.
La creencia de que “todos son lo mismo” , refiriéndose a los partidos políticos, en mi opinión solo se sostiene si atendemos a ese “incrementalismo costumbrista” o lo que los académicos de las políticas públicas también se defininen como “el arte de ir tirando”. No todos son los mismo, porque cada opción con representación significa un proyecto que, aunque compartiendo agenda ( ver los programas electorales) los enfocan desde una perspectiva diferente. Y ahí es donde se significa la política municipal. Y para explicarme, que mejor que unos ejemplos.
La Piscina municipal es un objetivo compartido como realidad física, pero existen diferencias en cuanto el cómo y para quién. Unos la ven simplemente como parte de ese compendio de eventos, y otros como un nuevo servicio público, no sólo de ocio, sino de salud. Las política urbanas, o de mantenimiento y mejora son otra cuestión relevante. Unos, atienden a cuestiones que, siendo relativamente importantes, son complementarias pues los problemas estructurales se mantienen. El fondo del debate es parecido: gestionar de forma social o de forma empresarial.
Si atendemos a lo que en el Pleno municipal se debate, poco podríamos sacar en claro del interés en abordar esas cuestiones que permanecen estáticas desde hace demasiado tiempo. Evidentemente que los grandes debates que se produce e impulsan a nivel político y mediático interesan, pero la pregunta es recurrente: ¿como prioridad?. Personalmente coincido con los que propugnan un mayor localismo en los debates municipales, sin obviar esos grandes temas, pero planteando alternativas y propuestas concretas a lo que en definitiva puede contribuir a  construir comunidad.
La política tiene retos importantes, siempre que el objetivo sea avanzar en la democracia. Y pese a que nuestro pueblo se caracteriza, en general, por ser parte de esa “mayoría silenciosa”, el actual gobierno debe abordar una agenda política consensuada política y socialmente, si más allá de “vender” logros puntuales se tiene el objetivo de solucionar cuestiones que, a fuerza de obviarse, se convierten en verdaderos quistes sin posibilidades de mejora. Plan General, Consejo Ciudadano, Calle San Ramón, reorganización de recursos y servicios, empleo directo e indirecto, etc. En definitiva, un guión que, siendo evidentemente contingente, nos señale la dirección y oriente la gestión de lo cotidiano, más allá del continuismo o la improvisación, aunque ésta pueda tener una rentabilidad informativa inmediata.

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

Narcisismo y deslealtad política en El Campello

Como tirarse a la piscina sin saber si hay agua.

España, cortijo de señoritos: del autoritarismo cool al neoliberalismo sin alma