EN LOS EXTREMOS.
Nuestro sistema político sufre el mal de la "desafección" ciudadana, o dicho de otra manera: la gente piensa y siente que la política es un problema y no un instrumento para cambiar o mejorar su vida. La democracia en nuestro país, fundamentalmente en el ámbito Estatal ( en otros ámbitos también, pero son motivo de otro tipo de reflexiones, por así decirlo, más contextuales), está siendo retorcida a niveles que, pese a no percibirlo como un riesgo evidente, la pone en peligro. Y ésto, pese al pesimismo que pudiera transmitir no significa que pudiera existir un riesgo de involución al afortunadamente superado "cuartelazo": existe el riesgo de transformar definitivamente la democracia en algo meramente instrumental y vacío.
A partir de éste texto de opinión recupero la humilde actividad del Blog, centrándome en cuestiones que considero que influyen directamente en la calidad de nuestro sistema político en sus diferentes niveles, también y de forma directa en la calidad de la democracia local, un área casi baldía en la ciencia política pese a existir el acuerdo general que el ámbito municipal es un importante pilar de nuestro sistema político. Pero el contexto manda, y la investidura, el nuevo gobierno de coalición y el papel que juegan los medios de comunicación en la polarización social centrarán una buena parte del tiempo que, responsablemente quizá debería dedicar a otras cosas, pero que a causa de mi "afición" a opinar en torno a la política, dedico a pensar y reflexionar sobre "extraños" asuntos, con un humilde objetivo: analizar para comprender.
Como decía R.del Aguila, la política en la era moderna siempre ha estado en crisis porque "si bien es cierto que la política ya o es lo que era, eso se debe primordialmente a que nunca fue lo que era". El sistema democrático no es objeto de discusión, aunque debiera serlo, no en lo sustancial, sino en cuanto a los evidentes cambios que se han producido y que, inevitablemente le está afectando. Vivimos cómodamente instalados en una polarización creciente que, si algo propicia es, en mi opinión, la eventualidad de las políticas ( y su superficialidad) y una constatable pérdida de legitimidad de los representantes. Y en éste contexto, la sociedad, igualmente polarizada, es la que mayoritariamente ( y también, no siempre de forma consciente) es la que sale perdiendo.
Pese a que el sentimiento de que todos "son igual", la ciudadanía se ha visto empujada a posicionarse de forma poco racional: la emotividad de la política, acompañada de un exceso de vehemencia en la defensa de las posiciones de cada cual, ha creado una brecha que será difícil de cubrir. Evidentemente las emociones son importantes, los sentimientos son un elemento fundamental en política, pero su supremacía en todos los aspectos propicia que las propuestas sean la mayoría de las veces coyunturales cuando no oportunistas. Sobre la polarización, y siguiendo el planteamiento que G.Sartori plantea en su obra Partidos y sistema de partidos, decir que, en mi opinión, el sistema de partidos en nuestro país ha mutado de un pluralismo moderado, definido por un bipartidismo complementado con la existencia de al menos uno o dos partidos de carácter territorial con cierta capacidad para decidir, a un pluralismo polarizado , donde la emergencia de partidos de corte populista han "arrastrado" al sistema a la existencia de posiciones enfrentadas sin aparente posibilidad de acuerdo. Los partidos antisistema, que emergieron por uno y otro extremo, se han visto aderezados con la radicalización de posiciones antes de nacionalismo moderado hacia posiciones claramente rupturistas. A ésto, acompaña una igual polarización de la información política, con unos medios de comunicación cuyo único objetivo es la fidelización de audiencias afines a través de un negativismo informativo que en nada beneficia a la democracia ( la descontextualización de las hemerotecas utilizadas como permanente arma arrojadiza dejando de lado el análisis ajustado al contexto), dibuja un escenario de difícil recomposición. No obstante, en siguientes texto opinativos seguiré abundando en el tema pero centrándome en el papel de los diferentes actores de esta polarización social y política, cuya sintomatología coincide preocupantemente con los factores que los profesores Levitsky y Ziblatt expone en su obra "Como mueren las democracias" (pese al contexto estadounidense los factores que apuntan pueden observarse en nuestro sistema político), algo que como decía al inicio de éste texto podría suponer el vaciamiento de los valores que la democracia deben suponer para una sociedad que se precie de ser algo más que una mera suma de agregados sociales al estilo de lo que Ferdinand Tönnies exponía en su canónica obra Comunidad y Asociación (Comunidad como expresión de vínculos personales naturales y afectivos, motivaciones morales, altruistas y cooperativas, convivencia perdurable y Asociación ligado a relaciones impersonales, instrumentales y tácticas).
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