REDUCCIONISMO ABSURDO


Una de las primeras decisiones anunciadas por el nuevo gobierno municipal (equipo, coalición, tripartito o como cada cual quiera denominarlo, en función de su interés por expresar, o unanimidad, o pluralidad o simplemente una expresión numérica) ha sido recuperar la intención de privatizar la instalación de la piscina e instalaciones anexas. Y no es una decisión, o mejor dicho, un anuncio irrelevante: supone la renuncia de dos de los socios de gobierno a sus propuestas programáticas, aunque por como somos en éste municipio, exigencia de explicaciones van a haber pocas, aunque las debería haber porque, de una manera explícita, tanto Ciudadanos como Vox han “falseado” su propuesta programática, introduciendo una paradoja en cuanto a las declaraciones fundacionales del gobierno: la coincidencia programática.
Evidentemente, el PP es coherente con su gen ideológico: neoliberalismo a ultranza. ¿Se puede hablar de ideología en cuanto a la forma de gestionar un servicio?: por supuesto, pues el discurso de lo practico, lo eficiente y lo eficaz, forma parte de los principios ideológicos insertos en ese movimiento de derechas cuyo objetivo es “demostrar” que la gestión privada de servicios, solo tiene que ver con el disfrute del mismo y no en como se gestiona. La dialéctica público-privado siempre es favorable, según ellos, a la gestión privada, pese a precarizar el empleo y privatizar los beneficios.
La transformación del ciudadano en cliente, a un mero espectador al que se le incita a pensar que el disfrute de los servicios solo tienen una dimensión ( la individual, la propia, la egoísta) tiene un objetivo: sacar la política del debate y vaciar el concepto de ciudadanía de cualquier contenido social y democrático ( democrático en cuanto a la rendición de cuentas, a la participación, a la co-decisión como sujetos insertos no en una jungla del “todos contra todos”, sino en una comunidad con intereses compartidos).
Pero los anteriores representantes que formaban parte de la coalición de gobierno (¿de izquierdas?), tampoco han dicho esta boca es mía, a excepción de Esquerra Unida, que ha liderado incluso una campaña de recogida de firmas que, aparentemente no ha servido para nada ni en nada va a influir a la vista del anuncio hecho.
Como algunos de vosotros y vosotras sabéis no soy favorable a un incremento exponencial del capítulo 1 de personal para la prestación de servicios de forma directa, sino al uso de otros instrumentos que, no sólo por convicción, sino por experiencias contrastables han demostrado que son útiles para diferentes fines: creación de empleo a través del autoempleo. A la estabilidad de los puestos de trabajo, la corresponsabilización y la implicación social , se une una premisa para mi fundamental y que la izquierda debería, no analizar, sino asumir como parte de su adn ideológico: en una cooperativa, el capital no contrata mano de obra, sino que es la mano de obra la que contrata capital.
Sustraer a la prestación de servicios su dimensión social es una apuesta claramente conservadora y de derechas, en ese incesante intento de reducir al absurdo a la ciudadanía, transitando de esa comunidad de valores compartidos a esa asociación a intereses individuales en perversa competición.
Creo que la izquierda, si en verdad quiere ser un contrapeso político, debería contraponer una propuesta seria de gestión. Esquerra Unida ya planteó un estudio económico alternativo, y ahora toca a los que apoyaron la gestión privada en una negación de su papel político, rectificar y demostrar a la ciudadanía que hay vida más allá de la gestión privada de asuntos, tan poco baladíes como es la salud y el ocio a través de la práctica deportiva no mercantilizada.
Un último apunte. Hablar de ideología no es hacerlo de partidismo. La ideología esta inserta en cualquier decisión política que los representantes electos toman y en las que no toman. Vaciar de contenido las decisiones sobre políticas públicas es como si en vez de convocar elecciones hiciésemos cada cuatro años un concurso para ver que empresa gestora debía asumir las riendas del Ayuntamiento.

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