DEL PROGRAMA A LA INSTITUCIÓN: EL IBI
La próxima celebración
de la primera sesión de carácter ordinario del Pleno de El Campello
abre la posibilidad de que los diferentes grupos inicien, no sólo la
fiscalización de la acción de gobierno a través de las
correspondientes preguntas sino el planteamiento de propuestas en
forma de moción. Muchas fueron las iniciativas presentadas la pasada
legislatura, por ejemplo, pero de escasa incidencia pese a ser
aprobadas. Y ésto se debe a que el carácter "legislativo"
del Pleno está condicionado, en principio, por la aritmética
política por un lado y por la no obligatoriedad de cumplir los
acuerdos si el asunto en cuestión es competencia de la Junta de
Gobierno o el Alcale.
Poniéndonos en el caso
concreto de la propuesta de rebaja del IBI que presenta el grupo
municipal de Red, si ésta fuese aprobada por el pleno municipal por
la mayoría absoluta, sería de obligado cumplimiento al ser
competencia exclusiva del Pleno el establecimiento de los margenes
impositivos de las tasas e impuestos en los que la ley cede la
gestión al Ayuntamiento.
Evidentemente estamos
hablando de un impuesto a través del cual se financia una buena
parte del presupuesto municipal, por lo que, en mi opinión, al
hablar de rebajas paralelamente hay que referirse a disminución de
recursos, de ahí que creo que la presentación de una propuesta (
legítima y coherente con el planteamiento del grupo proponente) de
rebaja, apelando exclusivamente al superavit que en gran parte se ha
alcanzado por lo recaudado a través de los impuestos ,pero no
exclusivamente, tendríamos que atender igualmente a si se ha
gastado menos, por ejemplo. Y a ésta cuestión me quiero referir
como argumento: el superavit, evidentemente se debe al incremento de
la recaudación pero también a la no inversión de ese incremento.
Por otro lado, la
incidencia de la rebaja propuesta en el recibo es, lógicamente,
desigual: afecta más a quienes pagan más, y en menor grado a los
que pagan menos. Los recibos mayoritarios son, por así decirlo, de
cantidades medias ( entre 200 y 500 euros al año), por lo que sería
interesante entrar en un debate paralelo: ¿la gente prefiere el
ahorro en el recibo anual o la mejora de los servicios e
inversiones?. Sería interesante plantear esa pregunta a través de
una encuesta para conocer el sentir de la ciudadanía en éste asunto
( aprovecho y apelo a desarrollar,desde el área de estadística, la
elaboración de sondeos, utilizando estrategias diversas, sobre
cuestiones de interés para conocer, de alguna manera, el sentir de
la ciudadanía). Por otro, habría que valorar y evaluar qué supone
la rebaja del IBI en los recursos municipales, no sólo para 2020,
sino a medio y largo plazo.
Mi opinión, respetando
la legitimidad del grupo proponente ( al ser el asunto del IBI uno de
los catalizadores de la propuesta electoral), es que el debate, al
menos desde posiciones políticas cuya convicción sea la mejora de
la calidad de vida de la mayoría a través de la redistribución de
los recursos, debería centrarse en eso: redistribuir la riqueza
generada y no en recortarla.
Pero centrándonos en la
moción y su resolución, creo que el actual gobierno de coalición
no la aprobará, proponiendo posponer el debate a los futuros
presupuestos, desde donde hablar de los ajustes posibles en función
del proyecto político que éstos expresen. La oposición tiene la
posibilidad de abrir un debate que, huyendo de ese cierto
"maniqueísmo" sobre las excelencias individuales de bajar
impuestos, ponga en valor la redistribución a través de la mejora
de servicios y programas.
No se cual será la
decisión que finalmente tomará el Pleno municipal, pero lo que si
tengo claro es que el debate que puede abrirse tendría que
trascender a bajar o subir impuestos, centrándose en las necesidades
que nuestro municipio tiene, no para el presente, sino para el
futuro. Y ésto pasa por elaborar una agenda política donde, por
ejemplo, las inversiones a realizar estén acordadas con la
suficiente antelación para que su ejecución sea posible, y no
ocurra como ha venido sucediendo en los últimos años, donde la
improvisación ha marcado y dado sentido a esa retórica que, siendo
cierta coyunturalmente (impuestos confiscatorios, en general)
encierra un elemento de cierta perversidad: incremento exponencial de
un superávit inútil, que no incide de ninguna manera en la vida
cotidiana de los y las campelleros y campelleras.
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