ESCENARIOS PARA UN DRAMA
Creo
necesario, por dignidad intelectual, iniciar éste texto afirmando
que la construcción de escenarios, como técnica analítica, no
pretende predecir el futuro: conocer con certeza y anticipación lo
que está por venir es sencillamente imposible, en especial en el
análisis de la política.
El
análisis de escenarios, al igual que otras técnicas analíticas
estructuradas, es una herramienta que amplia perspectivas y, sobre
todo, genera preguntas. El proceso de elaboración de escenarios se
basa en el análisis. Se trata de plantear (y tratar de responder) a
diferentes preguntas en clave de “qué pasaría si”, imaginando
diversos futuros. La construcción de escenarios superpone posibles
resultados en combinaciones esperadas e inesperadas con el fin de
generar múltiples situaciones futuras, algunas de ellas
sorprendentes, pero todas ellas verosímiles. Y ese es mi humilde
objetivo respecto a la enésima crisis que sufre el PSPV-PSOE de El
Campello en la actualidad. La finalidad sería recuperar la capacidad
de acción política de la organización a través de medidas
previsoras aceptadas y administradas en función del futuro o de los
futuros posibles. No obstante hay que insistir que la cantidad de
variables y de interrelaciones nos obligará a aproximarnos en las
respuestas meramente a juicios aproximados.
La
categoría básica de la predicción es a inferencia, entendida ésta
como es la acción de deducir una cosa de otra. Personalmente, como
militante, no me voy a inhibir en las conclusiones, pues creo que
poseer un carnet es algo más que abonar las cuotas.
La
probabilidad de que los resultados electorales planteen diferentes
escenarios es evidente: si el resultado es malo, muy malo, bueno o
muy bueno, éste condicionará el posible debate en beneficio o
perjuicio de los sectores enfrentados en la actualidad. Y no voy a
entrar en los pormenores del enfrentamiento porque considero que son
claramente causales: la perdida de apoyo social y electoral ha sido
constante desde 1995, año en el que se pierde el gobierno municipal.
Entonces, ¿la actual crisis se inicia en 1995?. Simplemente se
escenifica en un contexto donde la perdida de apoyos electorales por
parte de la socialdemocracia es general. La crisis se concreta
convocatoria tras convocatoria a causa de la aceptación inmovilista
de una realidad electoral negativa: nunca se analizaron los
resultados, ni por supuesto se tomaron decisiones al respecto.
Las
hipótesis que personalmente planteo tienen que ver con dos
dimensiones: la institucional y la orgánica. En primer lugar, dos
hipótesis relacionadas con los posibles resultados en las elecciones
del 28 de mayo. La primera: si el candidato obtiene el mismo
resultado cuantitativo que en 2015, ¿que argumentos pueden
cuestionar su papel y el de su candidatura?. Evidentemente los
argumentos contra el candidato se pueden centrar en la gestión que
ha echo en el proceso previo y en la campaña electoral, pero no en
el resultado. La segunda: si el candidato obtiene peor resultado,
¿cual será la respuesta, no sólo del sector enfrentado sino de la
totalidad de la agrupación?. La respuesta es evidente y no necesita
exposición alguna.
En
cuanto a las hipótesis orgánicas, que indudablemente van unidas a
las referentes a los resultados electorales, planteo igualmente dos.
La primera: si el candidato, que ha obtenido el mismo resultado
cuantitativo que en 2015, decide presentarse a la reelección como
Secretario General y lo logra, ¿en que situación queda el sector
discrepante?. La segunda: si el candidato, que ha obtenido igual
resultado decide presentarse a la reelección y la pierde, siendo
otra la persona elegida, ¿qué tipo de relación se establecerá
entre el Grupo municipal y la dirección política local?. En cuanto
a la primera, el abandono de un indeterminado número de militantes
está servido. En cuanto a la segunda, la espiral de confrontación
hará irrelevante la presencia de los cargos electos en la
institución.
Creo
que la situación es dramática, pase lo que pase, tanto en lo que
respecta al resultado electoral como al proceso de elección de la
nueva dirección local, a menos que las partes en conflicto tomen la
decisión de abandonar el subjetivismo basado en lo personal y
afronten la reconstrucción de la agrupación socialista como un
objetivo común. No se cual puede ser esa decisión, pero lo que si
tengo claro es que la espiral de autodestrucción será imparable si
el camino sigue siendo el del frentismo, sea por los motivos que
sean. En definitiva, todos (y me incluyo) le estamos haciendo un
flaco favor a un partido que ha formado parte de la historia de
nuestro pueblo y que, por principios y valores, tiene todavía mucho
que aportar políticamente. Pero solo es mi opinión.
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada