FUTURO INCIERTO



La ruptura de la candidatura del PSPV-PSOE viene, de alguna manera a poner dos guindas. La primera sobre un gobierno que desde hace tiempo se sostiene únicamente sobre la imposibilidad de una moción de censura, y la segunda sobre un partido cuya deriva, iniciada en 1995 con la perdida del gobierno municipal ( tras más de una década de liderazgo político y un bagaje, en mi opinión, altamente positivo en cuanto a la modernización y adecuación de nuestro pueblo en materia de infraestructuras, organización local y servicios) tiene en los actuales acontecimientos su enésimo acto.
Pero la incertidumbre sobre el gobierno de coalición no ser cierne ahora por el hundimiento, a manos del poder orgánico (sustentado por estrategias de “dopaje” en los censos como única posibilidad de incrustar en la candidatura a personas no deseadas ni por el candidato ni por los militantes y simpatizantes que han renunciado) de la candidatura del PSPV-PSOE: la “autocombustión” se inició a manos del “pirómano” que accedió a la máxima responsabilidad municipal. Evidentemente todos y cada uno de los miembros del gobierno de coalición tienen su responsabilidad, y de ella tendrán que rendir cuentas a la ciudadanía, explicándose y, porque no, pidiendo disculpas por el enorme cúmulo de errores cometidos. Pero en mi opinión, si ha existido un elemento que distorsionó los teóricos objetivos de cambio que motivaban el acuerdo de investidura ha sido la persona que, desde el máximo cargo institucional (y sin entender que el significado de lealtad iba más allá de un torticero significado de “sumisión al cargo”) ha impuesto su impronta personal. El eufemismo de “equipo de gobierno” fue una muy hábil estrategia, a través de la cual fue deshaciéndose de oponentes: expulsión de Esquerra Unida y finalmente opa hostil a Podemos. Por lo tanto, el término autocombustión creo que debería ser sustituido por el de “incendio provocado”.
Sobre lo que ha ocurrido en mi partido, tengo el condicionante de no poder alejarme demasiado para analizarlo dada mi militancia, aunque en un siguiente texto de opinión intentare elaborar un argumento coherente que pueda servir para dos objetivos: situarnos en el porqué de lo sucedido y en segundo lugar plantear una mínima perspectiva de reconstrucción de lo que es, en mi opinión, un necesario proyecto socialdemócrata para nuestro pueblo ( sin huir de los términos: genuinamente socialdemócrata, sustentado por los valores y principios que han sido pilares de nuestra actuación política desde hace ciento cuarenta años).
En cuanto al posible perjuicio que la situación del PSPV-PSOE pueda tener para posibles acuerdos futuros, creo que antes de aventurarse a plantear hipótesis, se deberían analizar , por así decirlo, las variables dependientes que existen para que esto sea algo más que un deseo. Las elecciones son algo más que un instrumento de selección de personas: se eligen políticas, y la ciudadanía evalúa, finalizado el mandato, asignando responsabilidades en positivo y en negativo. Y en el seno del gobierno de coalición, ¿como se va a juzgar a cada uno de los actores en una obra de claros tintes continuistas?, ¿el único argumento será la continuidad en el tiempo, su permanencia? (definida por la imposibilidad de una alternativa de gobierno viable). ¿Se juzgará a todos por la clara impronta del todavía Alcalde en aspectos como la multiplicación exponencial de la desorganización municipal, la incapacidad para elaborar un presupuesto municipal y la preservación a toda costa de una confortable área de confort institucional basada en un estatus claramente continuista?.
El concepto de izquierda, pese a los intentos por diluirlo en el “da igual, todos son lo mismo”, existe. Pero la izquierda no es sólo una bandera: debe dotarse de contenido. Y los contenidos son los que pueden concitar acuerdos, no los contenidos simbólicos, no sólo la impronta personal: las políticas. Y ahí, la evaluación del gobierno de coalición es complicada, máxime si consideramos la situación en la que nos encontramos los y las socialistas y Podemos. De ahí que abrir la puerta a la derecha no pueda sólo ser achacado a los problemas de los socialistas, sino a un liderazgo municipal que ha fallado incluso a los que confiábamos en el compromiso del “cambio”, pese al ejercicio de responsabilidad que hubo que hacer, cediendo legitimidad para no ser un impedimento en ese cambio.
Y me pongo al análisis: de donde venimos, a dónde vamos pero, sobre todo, a dónde queremos ir los y las socialistas en El Campello.

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