CAMPAÑA SOBRE CAMPAÑA
Estamos
metidos de lleno en dos campañas electorales para elegir diferentes
niveles de gobierno: el del estado y el de la comunidad autónoma.
Las candidaturas y candidatos estamos viendo que han elegido lo que
se denomina temas de campaña, en definitiva asuntos de interés
general pero abordados desde una perspectiva posicional, Por ejemplo,
la unidad de España. Desde PP y Ciudadanos se mantiene que el actual
gobierno es un riesgo para la unidad de España (cuando cualquier
modificación constitucional requiere una mayoría cualificada que
con toda seguridad nadie va a obtener), y éste tema divide a la
sociedad pues pese a ser un asunto de interés general, se convierte
en bandera, con la siempre interesada y sesgada colaboración de los
medios de comunicación. Otro ejemplo es que, aunque afortunadamente
hayamos superado los tiempos del “plomo”, el terrorismo de ETA,
vuelve a ser argumento arrojadizo contra el gobierno, sin más datos
que lo sostengan que el apoyo parlamentario de una fuerza proveniente
del entorno abertxale. En definitiva, como decía estamos metidos de
lleno en dos campañas donde los asuntos transversales, los que nos
interesan y afectan a todos, están pasando de soslayo en beneficio
de la “polarización” que tanto PP como Ciudadanos y Podemos
quieren imprimir a ésta campaña. Asuntos como la fiscalidad, el
empleo, la discapacidad, el blindaje de la educación, la sanidad o
las pensiones, pilares fundamentales de nuestro débil estado del
bienestar estén siendo secundarios o en su caso objeto de alguna que
otra propuesta “cuasi folclórica”, cuando realmente nuestra vida
cotidiana depende de ellos.
Interesándome
la política de mi país, como no podría ser de otra manera, me
considdero un “opinologo” de ámbito local, y consiguientemente,
me interesa reflexionar sobre cuestiones que nos afectan cotidiana y
diariamente. Creo que estarmos de acuerdo en que, a parte de la
presentación de algunos candidatos y candidaturas, todavía no ha
surgido ninguno de esos “temas” con los que deben construir su
propuesta política, pues solo las personas de una lista o unos
candidatos más o menos conocidos o de prestigio, no son suficientes
argumentos.
Los
partidos, candidatos y candidatas, deben escoger unos temas dentro de
la estrategia de campaña. Esos temas compondrán el programa
electoral (que, seguramente están elaborando algunos a través de
procesos participativos, algo que estratégicamente es incongruente
si tomamos como referencia la legislatura que finaliza).
Personalmente estoy sumamente interesado en analizar, no ya los
temas, que seguramente serán recurrentes, sino cómo se abordan;
cuales son las propuestas y, por supuesto, la viabilidad de las
mismas en el marco competencial y presupuestario municipal.
Y
digo que serán recurrentes, pero no estoy afirmando que sean las
mismas, pues el contenido ideológico subyace de forma patente,
contradiciendo, en mi opinión, esa máxima que de forma perversa se
ha impuesto en el sentido común de la sociedad: todos son lo mismo.
Yo no soy de esa opinión.
En
una campaña propositiva ( como es de esperar que sea la que se
iniciará cuando así lo decidan los actores implicados), las
propuestas deben contener una parte prescriptiva ( el deber ser),
pero también una descriptiva ( el ser, la realidad). Pongamos un
ejemplo: la gestión de la piscina. La realidad es que ha sido una
actuación que podríamos definir como fallida pero, ¿de quién?. Si
echamos mano de las actas de Pleno, la gran mayoría de grupos
estaban a favor del proceso, con más o menos reparos, pero de
acuerdo en lo sustancial: gestión privada. ¿Qué se va a proponer
para éste asunto?, ¿un nuevo procedimiento de contratación?. La
resolución de ésta cuestión en cuanto a la gestión, tiene
diferentes formas de abordaje si lo hacemos, o desde una posición
conservadora o una progresista. Y sí, ya se que algunos dirán que
lo importante es que se abra pero, ¿cómo, con qué efectos para el
empleo, para el servicio a los que menos recursos tienen?. Son
cuestiones sobre las que ponerse de perfil es una clara definición
ideológica. Otro asunto: los servicios públicos. ¿privatizar o
ampliar la plantilla?. Creo que siendo éste otro tema transversal,
debería, como en otros muchos ( fiscalidad municipal, ordenación
urbana, organización administrativa, etc) contar con el suficiente
consenso para dar un recorrido, como mínimo, a medio plazo y no
pecar del cortoplacismo del que se ha hecho gala hasta ahora,
valorado alternativas viables como el autoempleo.
A
modo de síntesis, me gustaría terminar pidiendo que, a parte de las
motivaciones personales, de la inevitable asignación de
responsabilidades hacia unos y otros, la ciudadanía leyese los
programas con una actitud, crítica pero constructiva, exigente pero
racional en cuanto a qué se propone y el cómo se va a realizar,
pero también a quien afecta y cómo: al empleo local, a las
oportunidades de nuestros jóvenes, a la calidad de vida colectiva.
Nuestros problemas casi siempre no son sólo nuestros, sino que son
compartidos, por lo que, recuperar un cierto sentido de empatía
social, no estaría de más si la perspectiva es ser algo más que la
suma de diferentes asociaciones de interés: ser un pueblo.
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