¿Podríamos llamarlo comunicación política?.


En principio, creo que sería necesario conceptualizar un término que en demasiadas ocasiones es confundido con la propaganda.
La comunicación política es consustancial al gobierno. La toma de decisiones, la implementación de políticas precisa de una estrategia abierta de comunicación política. ¿Porqué abierta?. Simple y llanamente porque el espacio mediado que hace unos años se establecía entre política y medios de comunicación se ha alterado con la aparición de internet y las redes sociales: la unidireccionalidad ha sido superada por la bidireccionalidad en la que los antes meros receptores son en nuestros días generadores de información y opiniones que pueden condicionar en cierta manera la toma de decisiones de forma estratégica. Pero la comunicación política tiene diferentes aspectos que la convierten en un término plural: como información sobre las políticas propuestas, como proceso de legitimación del ejercicio de gobierno, como elemento esencial en la organización social, orientando a la sociedad a través de la definición e identificación de problemas, consensos desde posiciones diferentes, etc.
En definitiva, algunos han afirmado que la “política es comunicación”, expresión que no comparto pese a que sí creo que sin comunicación, en nuestros días, no hay política. Y quien no lo entienda, quien siga creyendo que la política es cosa de “entendidos sin más”, de élites representativas, se está equivocando.
¿Y todo ésto, porqué?. Porque una parte de la comunicación política es el discurso y su análisis, y en éstos momentos, en los que se vislumbra un horizonte electoral, el análisis de la comunicación puede aportar un punto de vista analítico más allá de las pulsiones emocionales inherentes a la política.
Pongamos como ejemplo el discurso, entrevista o como quiera calificarse del actual Alcalde en un medio local. El objetivo explícito es “vender” o crear un cierto curriculun con el que resaltar una legislatura que, sin entrar en los detalles mundanos y propios de una simple gestión burocrático política ( alcantarillado, asfaltado, iluminación, etc) creo que se podría calificar de anodina, si consideramos las expectativas que se crearon con la sustitución del gobierno que había hegemonizado dos décadas de gobierno municipal. Una legislatura donde la inercia ha impedido que pudiesen observarse cambios relevantes. Una legislatura donde la “herencia” ha sido aceptada de buen grado y, no sólo eso, sino asumida y normalizada pese a todo.
Por todo ello, personalmente considero que el intento de comunicación pre electoral que el actual Alcalde ha realizado podría incluirse en ese intento, en mi opinión, evidente, de monopolizar lo hecho como mérito propio cuando es realmente un curriculun compartido.
Finalmente, simplemente una referencia a una palabra o una frase que aparece repetida: reivindicación del municipio. ¿Qué significa ésto, cómo lo sabe, que proceso de investigación le lleva a tal conclusión?, ¿quizá la intuición, quizá una premonición o quizá compensar la falta de transparencia e información que ha caracterizado su estancia en el puesto de Alcalde?. Como decía, los procesos de comunicación son instrumentos útiles para lograr consensos, para avanzar en la comprensión de posturas que incidan en la resolución o, como mínimo, mejora de las situaciones problemáticas o conflictivas. Razonar, dialogar y acordar era un mandato tácito que, contrastada con la realidad, pone en cuestión el arriesgado intento de comunicación pre electoral de un Alcalde cuya impronta no pasará a la historia, excepto por haber dilapidado el capital político y simbólico del cambio, convirtiendo ésta palabra en un eufemismo del continuismo.

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