Todos los años, elecciones.
La ciudadanía ve como las legislaturas finalizan con "amores": obras. Y , si el mandato ha transcurrido de forma plana, la sensación que tiene es que, ojala todos los años fueran elecciones, porque de esta manera se harían cosas.
Buscar el apoyo electoral es la dinámica lógica de un sistema democrático , pues la renovación o no de los cargos públicos esta en función del juicio que se emite ante las urnas, de ahí el " poder" del voto, y de ahí la sensación de que si se votase todos los años, los políticos no se apalancarían en sus cargos para apretar en el último momento.
Buscar el apoyo electoral es la dinámica lógica de un sistema democrático , pues la renovación o no de los cargos públicos esta en función del juicio que se emite ante las urnas, de ahí el " poder" del voto, y de ahí la sensación de que si se votase todos los años, los políticos no se apalancarían en sus cargos para apretar en el último momento.
Este sentimiento, siendo legítimo y comprensible, es peligroso para el sistema político por la inestabilidad que provocaría, y por la ausencia de proyectos de recorrido medio, pues se estaría a disposición de una opinión pública cambiante o influenciable de forma coyuntural por circunstancias económicas, mediáticas, ambas... Pero insisto: el sentimiento es lógico y legítimo.
Deberíamos buscar el origen de éste sentimiento en la renuncia expresa que los partidos políticos hace en cuanto a objetivos verdaderamente transformadores, aceptando la "realidad" como la única posible desde donde actuar, moderando su estrategia y aplicando modificaciones incrementales a las políticas ya iniciadas o realizadas.
La percepción de una convergencia programática entre partidos relativiza el sistema de partidos y, por ende, el sistema democrático. En democracia es importante que la ciudadanía pueda elegir, escoger entre propuestas políticas diferentes en competencia. Y, si los partidos no pueden distinguirse, se produce la impresión del "todos igual".
En estos casos puede suceder que una parte del electorado busque nuevos referentes, "nuevos" partidos que propongan cosas "nuevas" frente a un discurso plano y poco motivador de los "iguales".
La volatilidad que se produjo e 2015 fue de los partidos existentes hacia los nuevos. Si observamos los datos electorales el crecimiento de Ciudadanos, o de la marca de Podemos, e incluso la de la marca local Demócrates fue en detrimento de los partidos mayoritarios
La percepción de que existe un vacío de propuestas, una crisis de gestión puede llevar a los electores a buscar alternativas en nuevas formulas políticas que llenen el sentimiento de pertenencia casi como en un símil futbolístico: un nuevo partido que les haga sentir los colores.
Nuestro municipio no es ajeno a los avatares de la política en general, y por supuesto, no es territorio vedado para nuevas fórmulas políticas. Si tomamos como referencia la legislatura que agoniza, el terreno para otras "experiencias" está servido, y pese a los discursos facilones que posteriormente se haga apelando a una incierta sensibilidad ideológica, lo verdaderamente cierto es que el verdadero mérito de la volatilidad, de la aparición de nuevos actores, son los actuales protagonistas de la obra.
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