LAS ENCUESTAS: FIABLES, ERRÓNEAS O TENDENCIOSAS

Tras el enésimo batacazo de los sondeos en las elecciones autonómicas de Andalucia, nuevamente las miradas se han vuelto hacia las encuestas: otra vez, no han podido prever lo ocurrido. ¿Seguro?.
La encuesta es un instrumento de análisis que depende, además de un buen diseño, de la disposición de la gente a ser sincera en sus opiniones. Si ésto último no es así, dará igual el perfecto diseño de la muestra que se haga, pues los resultados resultantes será sesgados, básicamente por lo que se denomina “voto oculto”, tanto en positivo para unos partidos como en negativo para otros.
La media de las encuestas realizadas recopiladas por el elelectoral.com daba al PSOE un resultado del 34% de los votos, al PP un 21,8, a Ciudadanos un 17,5, Adelante Andalucía un 19,3% y a Vox un 4,1. Finalmente, los resultados fueron: PSOE: 27,95%, PP: 20,75, Ciudadanos: 18,27, Adelante Andalucia: 16,18 y Vox: 10,97. Como podemos observar la mayor desviación se produce en el PSOE, Adelante Adalucía y Vox. La desviación de la opinión publicada y la agregada en las urnas del PP y Ciudadanos fué menor a un punto.
Los resultados medios de las encuestas en el caso del PSOE y Adelante Andalucía sí son significativos: seis puntos de desviación e el primero y más de tres en el último caso. ¿Han fallado las encuestas en estos dos casos?. En mi opinión, no. Lo que ha fallado es la motivación electoral en el votante tradicional de la izquierda andaluza: un 41,3% de abstención.
Respecto a Vox, en mi opinión ocurre lo que hace algunos años ocurría con el votante del PP: se negaba a declarar su voto. ¿Porqué?. Pues por las connotaciones peyorativas que socialmente se asociaban a la derecha: herederos del franquismo, retrógrados, etc. Ahora el votante del PP parece que se ha deshecho de esos prejuicios, pasando éstos al votante de Vox.
En mi opinión, la encuesta sigue siendo una herramienta útil para conocer la opinión de la gente en un momento determinado y, fruto de un análisis continuado, las tendencias de opinión. Y seguirá siendo útil siempre y cuando la opinión expresada sea fiel al objetivo de la investigación.
Otra cuestión es el uso tendencioso de las encuestas para consolidar o incluso crear tendencias, gregarias en función de dinámicas presentadas como inevitables o mayoritarias y, por supuesto, interesadas. Aquí, la herramienta puesta al servicio de unos fines ( que no son la investigación) peca de un sesgo de origen, lo que sí la desautoriza.
Personalmente animo a la ciudadanía a participar en las encuestas que se planteen y a declarar sus opiniones si ningún tipo de complejos. De ésta manera, podremos considerar a la mejor herramienta para conocer con anticipación las tendencias de opinión como válidas. Por ejemplo: ¿ a quien le parece poco apropiado que la administración, entre otros métodos, utilice las encuestas para analizar la aprobación o aceptación de terminadas decisiones y así poder mejorarlas?, ¿ o que los partidos políticos las utilicen ( evidentemente y al igual que anteriormente, entre otros métodos) para conocer que piensa la ciudadanía sobre determinados asuntos, cuales son las prioridades o necesidades, o preocupaciones coyunturales?. Evidentemente no estoy sugiriendo que se gobierne en función de una encuesta, pero sí que ésta tenga validez para analizar la realidad social hacia donde se dirige la acción política, institucional, etc.

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