Digno de Scorsese
El
guión de la presente legislatura bien podía haber sido escrito por
el autor de películas tan memorables como, Uno de los Nuestros o El
Padrino: los antes socios han ido desapareciendo de la escena
política. Y, al menos, en el último caso de "desaparición",
a "este Alcalde" ( como ya le gusta autodenominarse a
"este Alcalde") le ha traicionado su preocupación, no por
el presente de la institución, no por la posibilidad de que la
derecha ( a la que vino a sustituir en lo que podríamos definir ya
como un mero recambio de personas pero no de políticas) pueda volver
a gobernar, sino por su futuro político en la oposición. Si su
interés y preocupación hubiera sido la institución, su actuación
habría sido responsable: finalizar la legislatura de la mejor manera
posible, pactando con su nueva compañera de partido una salida
sensata para no desestabilizar a un gobierno ya suficientemente
inestable y débil.
La
legislatura que ya ha finalizado, y de la que todavía nos quedan
unos meses de sufrimiento, ha estado en mi opinión definida por una
serie de "picos". El primero, la expulsión de sus
incómodos socios de Esquerra Unida, partido que pese a haberle dado
un cetro de mando con el que jamás pudo soñar, se convirtió en
desleal al no someterse a sus deseos de hegemonía. El segundo pico,
el mantenimiento en su "equipo de gobierno" al Concejal
expulsado de Los Verdes pese a su paso al grupo de no adscritos. Un
concejal útil al que en privado despreciaban pero del que
consiguieron lealtad absoluta a "este Alcalde". El tercer
pico fue la entrada en el gobierno del PSPV-PSOE, al que sometió y
se sometieron de forma incomprensible, pese a tener en su mano un
giro del gobierno hacia un verdadero cambio. En este caso, la mano de
hierro del todavía hoy portavoz ( incomprensible la retención de la
portavocía, pese a que el candidato es otro concejal del PSPV-PSOE
al que, no solo ningunea sino que perjudica abiertamente) se impuso
en una muestra más de que el papel protagonista nunca fue para el,
al igual que ocurrió en la anterior legislatura ( anteponiendo
"cuestiones personales" también renunció pese a existir
una posibilidad real de llegar al poder municipal al estar el PP en
minoría).
Y
el último pico ha sido la decisión "muy pensada" de la
Concejala antes del PDC y ahora dimisionaria. Como antes decía, si
la decisión fue tan "bien pensada", fue porque se ideó
para hacer daño a un adversario potencial, sin pensar en el daño
que podía hacer a la institución. Pero ese daño, se lo ha hecho a
el mismo y a sus ambiciones e intereses: ¿en caso de que pudiera
existir una mínima posibilidad de reeditar un acuerdo plural, quién
va a fiarse de "este Alcalde" después de las purgas a las
que ha ido sometiendo a sus socios?. En mi opinión eso es
indiferente, pues los objetivos no son políticos, son meramente
personales. Hasta es posible que pudiéramos asistir ( vista la
deferencia en el trato con el principal partido de la oposición) a
un acuerdo entre el partido de "este Alcalde" y el PP. Nada
es imposible.
Creo
sinceramente que ha llegado el momento de decirle aquello de "hasta
aquí hemos llegado". Dejar de mantener lealtad a un Alcalde que
ha demostrado que, además de que el cargo le viene grande, no ha
sabido ni querido dirigir un verdadero gobierno de cambio.
La
pregunta de ,¿y ahora que? tiene una respuesta institucional y otra
política. La institucional es de fácil contestación: la Concejala
dejará el acta y allá por el mes de enero o febrero podría tomar
posesión el siguiente candidato o candidata del PDC pero, ¿en qué
condiciones institucionales?. Y, por consiguiente, la respuesta
institucional dependerá de los socios que le quedan todavía: ¿que
hará el PSPV-PSOE, que harán los dos concejales del PDC?, ¿dejar
sus competencias, mantenerlas?
En
mi opinión, los partidos que todavía sobreviven del pacto de
investidura deberían abandonar sus delegaciones y dejar que "este
Alcalde" finalizase en solitario la legislatura, pedir disculpas
a la ciudadanía de El Campello por la lealtad mantenida hacia un
gobierno atenazado por personalismo y comprometerse clara y
rotundamente con una rectificación para la próxima legislatura.
¿Que compromiso?: transparencia, democracia y propuestas políticas
viables pero valientes que ofrezcan a la ciudadanía una mínima
ilusión por el verdadero cambio que todavía está por llegar.
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