¿UNA CRISIS DE ALTERNATIVAS?
La
decisión adoptada por el Pleno municipal sobre la adjudicación de
la gestión del complejo deportivo de piscina y pistas anexas marca
un punto de inflexión en la concepción que todavía alguien podía
tener respecto al carácter del actual gobierno municipal. La
autodefinición de “izquierda” la han vaciado de contenido, no por
acordar con la derecha el modo de gestión, sino por no buscar
ninguna alternativa a una decisión que ya se estableció tácitamente,
prácticamente desde el inicio de las obras de la piscina por el
anterior gobierno municipal. Por consiguiente, y analizando, no el
“envoltorio” emotivo en el que las organizaciones que pertenecen
al gobierno tienden a encuadrar sus decisiones (el bien general, el
interés general, etc), sino el contenido en sí de la política
pública que se ha implementado, creo que se podría calificar como
una decisión encuadrable en el marco del neoliberalismo en su
aspecto municipal.
Intentado
no simplificar las diferencias entre público y privado, creo que el
gobierno actual y su aliado en éste asunto en concreto, han “confiado”
en el mercado como mecanismo de ajuste, olvidando algo primordial:
los mercados no solucionan todos los problemas y crea algunos (
Lindblom). La existencia de la administración, entre otras cosas, se
debe a que hay servicios que no se deben prestar por el mercado,
evidentemente, desde una concepción basada en valores sociales,
interés públicos y, sobre todo, la voluntad política expresada por
la ciudadanía. Y respecto a ésto último, creo que la ciudadanía
se expresó con suficiente claridad en 2015, sacando democráticamente
del gobierno al partido que había gestionado los servicios a lo
largo de veinte años.
La
“evidencia” usada como argumento principal ( la demanda social)
obvia algo muy importante: la ciudadanía no quiere ni tiene porqué
conocer como se toman las decisiones :lo que quiere es que sus
problemas se solucionen y su vida mejore. Y para ello el gobierno,
cuyo rostro es político pero también administrativo, debe informar,
explicar y también asumir las consecuencias de sus éxitos y
fracasos en la resolución de los problemas de la sociedad. Pero, a
pesar de la no necesidad de conocer con profundidad el cómo, si creo
que sería interesate reflexionar sobre un axioma que al parecer se ha
convertido en paradigma o mantra para los políticos locales: la
decisión técnica.
La
estructura burocrática existe para proteger a la ciudadanía de la
arbitrariedad de los políticos. Para proteger el “interés
público”, pero no para decidir sobre éste, pues esto es
competencia democrática de los cargos electos por la ciudadanía en
las urnas. La burocracia se arroga el derecho de conocer la “verdad”
técnica, o cómo mínimo, de ver con mayor objetividad los errores
técnicos y jurídicos, pero ésta burocracia no puede excederse en
sus funciones: no puede decidir, insisto. Su misión es servir a esos
intereses colectivos en función de un criterio político basado en
principios y valores.
Pero,
¿puede el gobierno enfrentarse a la burocracia?. No. Ni puede ni
debe, pues la estructura burocrática está para garantizar el
cumplimiento de la ley y el ajuste a parámetros técnicos correctos. Debe dirigirla. Pero, ¿en el asunto de la piscina?. Los parámetros técnicos son
los adecuados en función de un objetivo: privatizar un servicio. Por
consiguiente, los responsables ( que, además alaban la eficacia y
eficiencia de los técnicos municipales de forma casi servil),son los
que deben explicar porqué se toma ésta decisión y no otra: son los
políticos que componen el gobierno de coalición, o como al Alcalde
le gusta decir y así lo han interiorizado incluso miembros de otros
partidos: el equipo de gobierno.
¿Que
existían otras posibilidades?. Por supuesto. Y una estructura
técnica profesional y eficaz, debería, siempre a exigencia de los
responsables políticos, haber presentado diferentes alternativas de
gestión: privada, mixta, a través de convenios con colectivos
sociales, directa, etc. Pero, que yo sepa, sobre la mesa solo ha
existido una decisión: privatizar sin más. Y ahora al “equipo de
gobierno” trata de poner en valor la decisión como parte de un acto de
responsabilidad. Pero de igual responsabilidad podría haber sido
buscar una alternativa a la vía unilateral que, por otro lado, es norma en la
derecha política (la privatización pura y dura).
Personalmente
lo único que espero es que todos los que fruncimos el ceño, estemos
equivocados, profundamente equivocados, y la gestión sea un éxito,
haya un proceso de selección del personal abierto y eminentemente
local y, de alguna manera, el servicio tenga una clara vertiente
social. Lo que no puedo explicarme es porqué los que venían a
reformar la administración han optado finalmente por asumir que las
alternativas a la derecha pasan por asumir que la izquierda no tiene
nada que aportar, y que las soluciones que proporciona el mercado son
las únicas viables y asumibles, incluso para aquellos cuyo objetivo
teórico era “domesticar” al perverso capitalismo.
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