PACTOS, COALICIONES Y OTROS MENESTERES ELECTORALES.

Ruben Martinez Dalmau, candidato “in pectore” del oficialismo para las primarias de Podemos en la Comunidad Valenciana se descolgó con que “no tiene porque ser presidente o presidenta la persona de la candidatura más votada” en un guiño y una mueca. Un guiño a Compromís y una mueca hacia el PSPV-PSOE.
Aparentemente el “principio El Campello” ha servido como modelo para elaborar un nuevo paradigma: la democracia en la democracia. O lo que es lo mismo: la proporcionalidad de las coaliciones no vienen definidas por la agregación del voto sino por los sub pactos que puedan existir o ser construidos al margen de esa proporcionalidad.
En mi opinión Podemos ha valorado siempre ésta opción como un instrumento útil a su objetivo declarado: sorpasso al PSOE. Y la única manera que tiene es situando en la presidencia o Alcaldía en su caso, a alguien perteneciente a un partido con el que no compita electoralmente. Dar su apoyo a Oltra ( o en su momento a B.Soler) supone situar en el puesto de mayor visibilidad al representante de un partido que estando situado en el espectro electoral progresista, y dado su componente nacionalista, no irá, en principio, en detrimento de sus intereses a largo plazo.
Pero, si finalmente se concreta la coalición con Esquerra Unida, ¿no tendría ésta organización algo que decir?. La respuesta la tenemos en lo que ha ocurrido a nivel estatal: da igual lo que diga Esquerra Unida/Izquierda Unida pues la “fagocitación” política es algo más que un riesgo para la coalición de izquierdas, es un hecho.
El “principio El Campello” en nuestro muicipio no creo que pueda encuadrarse en la estrategia del “sorpasso”, sino en la existencia de sub pactos que concretaron, con la participación de Esquerra Unida y el Concejal de Demócrates (ahora en el grupo de no adscritos), la marginación del candidato del PSPV-PSOE, algo que hace más difícil se cabe la inquebrantable lealtad que éste partido ha demostrado hacia el Alcalde de Compromís.
En cuanto al futuro, como dijo aquel, “ma chi lo sa”. Los resultados son inciertos por diferentes cuestiones. En primer lugar, el papel que Ciudadanos va o quiere jugar. En segundo lugar, el resultado de los diferentes partidos coaligados teniendo en cuenta que los votos del concejal no adscrito buscarán otro acomodo. Y en tercer lugar, los candidatos o candidatas de esos partidos ahora coaligados. El resultado del PP va a depender de lo que “pesque” en el caladero de Ciudadaos y del de Demócrates. El PP perdió 13,76 puntos, lo que supone casi el porcentaje obtenido por Ciudadanos (13,46). Los votos de Demócrates-Centro Moderado tenían distintas procedencias ( el factor local lo podemos observar si analizamos los datos de las mesas electorales más céntricas) por lo que si “pesca” de éste caladero, puede que la coalición sea la mínima:dos partidos).
En el campo progresista las incógnitas dependen del resultado de los cuatro partidos que apoyaron la investidura: el PSPV-PSOE, Compromis, Esquerra Unida y Podemos.
El PSPV-PSOE, diluido en ese pernicioso eufemismo de “equipo de gobierno” depende del efecto “Sánchez” para, como mínimo, sobrevivir a su suelo electoral (el 15%), pues la perspectiva de que pueda escenificar una separación que le haga recuperar la confianza de los electores perdidos en aún más incierta y complicada. En el caso de Compromis, el hecho de haber ostentado el máximo cargo del gobierno municipal le puede pasar factura y no ser suficiente el efecto “Oltra” para, como decía, como mínimo consolidar el porcentaje que obtuvo en 2015 ( porcentaje que, como he señalado, bajó del 16,75 que sumaba Compromis más Iniciativa a un 13,46).
El caso de Esquerra Unida es, si cabe una incógnita mayor: ¿la coalición autonómica con Podemos se formalizará en el ámbito local?. Difícilmente, si nos atenemos a las relaciones entre las dos formaciones a lo largo de éstos años. Y, ¿si finalmente la militancia de Esquerra Unida y de Podemos decide que deben presentarse por separado, cual puede ser el resultado?. Evidentemente, en los núcleos más céntricos y en los sectores sociales que han seguido más de cerca la evolución de la legislatura la decisión puede decantarse para Esquerra Unida, pero en las mesas electorales periféricas la confusión puede perjudicar a ambas formaciones. De cualquier manera la incertidumbre no se aclarará hasta que no se concreten las candidaturas y la ciudadanía no tome una decisión. ¿Una obviedad?. Así es.

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