LOS CABALLOS DE TROYA
En
la Odisea, de Homero, ya se menciona al artilugio ( como lo definen
en Wikipedia) mediante el cual los griegos se introdujeron en la
ciudad de Troya. Yo utilizo el término “caballo de Troya” en un
sentido metafórico y aplicado a una estrategia política que no es
nueva pero que ahora utiliza las nuevas herramientas para hacer lo
mismo que históricamente hicieron (y hacen) los partidos políticos
para multiplicar las opiniones favorables a sus posiciones o incluso
influir directa e indirectamente sobre los temas a debatir.
En
nuestra historia política, los partidos utilizaron la estrategia del
“entrismo” en las asociaciones de vecinos y otras, en ocasiones
hegemonizando los puestos directivos. De ahí salieron muchos y
muchas cargos públicos. Pero no solo las Asociaciones de vecinos
fueron el objetivo de ésta estrategia: deportivas, culturales,
educativas, etc. El objetivo era que a través de la opinión de
militantes y simpatizantes ( en la mayoría de ocasiones con
militancia partidista) se condicionase el debate y la acción de los
colectivos en los que se participaba, la mayoría de ocasiones por
mandato del partido. Eso, cuando la influencia era directa y personal
era así, pero ahora se repite en las redes sociales como nuevos
foros de discusión e intercambio de opiniones e información.
Poniendo un ejemplo quizá me pueda explicar de forma más clara.
Pongamos
que una persona con una adscripción política determinada es
administrador o administradora de un de un grupo en redes sociales,
principalmente en facebook. Evidentemente, la simbología que
representa a esta persona normalmente está asociada a una
determinada forma de pensar que, en la mayoría de ocasiones coincide
con el simbolismo que utiliza como referente una organización
política. Pero a parte de la simbología, está lo que podríamos
denominar “las asociaciones específicas en virtud de metáforas”,
que decía Lakoff. O lo que es lo mismo un ejercicio de encuadre o
framing dirigido a activar esas asociaciones en función de tipos
ideales de pensamiento sobre temas tan emocionales como la patria, la
lengua, el origen étnico o cultural, etc. El desvío que se
produce a temas que fortalecen el sentido de pertenencia a un grupo,
a un sentimiento y en el caso a una organización política que
explota este sentimiento psicológico, permite que, además de
introducir “cortinas de humo”, éstas sirvan para afianzar
lealtades o desactivar a las de los oponentes en virtud de esas
mismas emociones. Se desvía el debate racional al puramente
emocional con el objetivo de que algunas cuestiones, o pasen
desapercibidas o simplemente queden solapadas tras esos legítimos,
aunque condicionados, sentimientos emocionales.
¿Cómo
se desactiva ésto?, ¿contrarrestando con otros caballos de Troya?.
Es posible. Aunque en el marco de una pre campaña y una campaña
electoral lo más productivo, en mi opinión, es que los candidatos y
candidatas afronten una comunicación directa, sincera y en extremo
pedagógica con los interlocutores, incluso con aquellos cuyo papel
es más que evidente que son “caballos” del oponente. No sirven
los “rifirrafes”, ni las argumentaciones unidireccionales: es
necesario estar preparado para interactuar y, sobre todo, razonar,
como decía e insisto, de la forma más pedagógica posible.
El
ejemplo lo tenemos en cuestiones como la pertenencia a una comunidad
cultural, a una lengua concreta, e incluso a una étnia. En un debate
abierto en las redes sociales sobre la hipotética animadversión que
los emigrantes produjeron en los habitantes de nuestra localidad,
únicamente la polarización de posiciones es la salida, pues el
razonamiento sobre el cosmopolitismo del municipio es rechazado de
plano por muchos participantes ya que no les es útil a sus objetivos
tácitos o explícitos. Y ésta polarización es aprovechada por una
organización política en una “demostración de tolerancia
extrema”, en la que el discurso de integración oculta los
necesarios pronunciamientos sobre lo sustancial: las políticas ( que
no los políticos).
En
definitiva, la observación participante es un instrumento válido en
ocasiones, y en esas mismas ocasiones los grupos de enfoque que se
organizan online de forma espontánea, o no tanto, sirven para hacer
análisis, siempre en beneficio de la compresión de lo que pasa a
nuestro alrededor, que es la mejor opción para, en su caso, intentar
cambiarlo, reformarlo o intentar influir de la forma más racional
posible.
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