¿UNIDIRECCIONAL O MULTIPLE?
La política no puede ser
ajena a los cambios que se producen en la sociedad, a riesgo de
anquilosarse en arquetipos desfasados. Las cosas no han cambiado:
cambian de forma vertiginosa, y la política, si se pone de perfil
por incapacidad o por comodidad, se distanciará irremediablemente de
la realidad social sobre la que pretende actuar.
Si analizamos nuestro
entorno social, debemos partir de dos premisas que personalmente
considero, no fundamentales, pero si condicionantes: la crisis
económica ha removido los anclajes socio económicos sobre los que
se sustentaba la estratificación social, y las nuevas tecnologías
han venido para quedarse. Teniendo en cuenta ambas premisas, la
acción política debe cambiar de parámetros (diversificando), al
menos en lo que se refiere a con quién se comunica y a cómo lo
hace.
Las campañas
electorales son el momento máximo en cuanto a comunicación política
se refiere. Esto no significa que toda la estrategia comunicativa
deba centrarse en el momento pre electoral pero si que adquiere una
dimensión mayor. No obstante, si los que no habían realizado
comunicación lo hacen de cara a las elecciones, la imagen de
oportunismo será un hándicap.
Alana Moceri, experta en
comunicación política de la Universidad Europea afirmó que “la
publicidad es un coste poco eficaz”, refiriéndose a las prácticas
tradicionales que los partidos políticos han venido desarrollado
años atrás. En todo caso, el formato cartel es útil en el contexto
local para “poner cara” al candidato o candidata. El ciudadano
valora más una entrevista en televisión o radio que un anuncio,
algo que si lo analizamos, no se han prodigado en exceso los
políticos locales.
Por puro interés
personal he realizado un somero análisis cualitativo de la presencia
y actividad de los grupos y partidos locales en el entorno digital,
espacio que parece ser un lugar al que se renuncia o que, como mucho,
se usa por aquello de “hay que estar”. Las conclusiones no son
demasiado positivas, y sobre todo teniendo en cuenta que
porcentualmente los y las ciudadanos y ciudadanas menores de 40 años
se informan fundamentalmente a través de la web y las redes
sociales. La participación en grupos de interacción local, foros o
similares tampoco dice mucho de la estrategia comunicativa de los
representantes políticos, que parecen buscar el acomodo personal en
entornos agradables que la exposición ante colectivos en red que
puedan cuestionar el qué hacen o el cómo lo hacen.
La comunicación
unidireccional ya no es útil: ahora hay que conversar ( conste que
digo, conversar y no aleccionar o hacer propaganda) con los y las
ciudadanos y ciudadanas. Esta premisa, si no es entendida, impedirá
por ejemplo que el supuesto mensaje político, los programas y
propuestas lleguen de forma directa a un cada vez mayor número de
personas cuya herramienta es el smartfone o los medios de información
digital.
Las redes sociales son
una herramienta fundamental para conectar, para conversar, para sumar
opiniones y deliberar sin que cuenten estatus o jerarquías. No es
importante el “folower” o el “me gusta”, pues no implica un
compromiso, pero es importante variar esa comunicación de “arriba
a abajo”, mirando a los ojos, conociendo sus nombres, escuchando.
La gente está cansada de escuchar a los políticos: lo que quiere es
hablarles.
Echar un vistazo a la
pirámide de edad, nos puede dar alguna referencia de hacia donde
caminar y, en el contexto de una sociedad digital, de qué manera.
Por ejemplo: la población de entre 15 y 20 años en 2017 era de
1.423 ( 696 hombres y 727 mujeres). Esto quiere decir que una parte
de éstos y éstas jóvenes votarán las próximas elecciones, ¿a
quién?. Eso depende de diversos factores, pero que poco tienen que
ver con anclajes ideológicos o partidistas. Y ésta es sólo una
segmentación básica de otras que se pueden realizar para establecer
grupos objetivo con quienes interactuar, a quienes conocer y con los
que conversar de los problemas que les preocupa, de los anhelos que
tienen y dar a conocer de forma directa las propuestas que el partido
político tiene.
¿Se llega tarde?
Cualquier estrategia debería haber sido implementada hace tiempo,
aunque nunca es tarde para empezar a cambiar las cosas, no como un
recurso meramente electoral, sino como un compromiso con un nuevo y
complementario concepto: ciudadanía digital.
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