Nunca llueve a gusto de todos


En política, las declaraciones tienen peso. Y éste puede ser positivo, si aporta la necesaria sensatez a una situación ya de por si crispada o al contrario, si se recurren a vías de huida. En política la hemeroteca no es solo una recopilación: es un arma de doble filo, por lo que un político que se precie de responsable, debe optar, o por la coherencia o simplemente por capear los temporales que se produzcan de la forma que sea. Y en el caso de la planta de residuos la hemeroteca va claramente en detrimento de la imagen del gobierno municipal. ¿Porqué?. Sencillo.
Allá por el año 2014 o 2015, los grupos políticos que se posicionaban para plantear una alterativa de gobierno al partido popular, aceptaron que mantener una posición crítica con la problemática de los residuos en Les Canyades era “rentable”. Y en función de ésta premisa, se posicionaron con claridad física y mediática con los vecinos afectados. Pero el tiempo pasó, y en 2015 el acuerdo de gobierno aupó a esos grupos al poder municipal.
La primera actuación del gobierno fue asumir la presidencia del consorcio que gestiona la planta. Y ésto, que podría haberse enmarcado en una estrategia dirigida a liderar las medidas necesarias para mejorar una situación conflictiva, se convirtió e una mera presidencia institucionalista. Y éste cambio de actitud, enfrentó a los grupos políticos antes aliados, con los vecinos y vecinas de la zona.
La cuestión de la Planta, ni antes de 2015 ni ahora tiene soluciones de mejora sencillas, dada la complejidad del problema. Al ser un problema que trasciende a las competencias municipales; al cruzarse intereses de diferentes poblaciones, y por tratarse de un igualmente complejo problema ( el tratamiento de los residuos) no puede abordarse de forma simple. Pero la cuestión era, o ser coherentes con el planteamiento previo a las elecciones, o una vez analizada la dimensión real del problema, intentar construir una estrategia, transversal en lo institucional y pedagógica en lo político.
Lo cierto es que los últimos acontecimientos dicen muy poco del compromiso del actual gobierno para con los que antes fueron sus potenciales aliados. Y el distanciamiento no es debido sólo a que la administración municipal deba cumplir con sus compromisos institucionales, sino a que se ha renunciado a buscar vías de mejora y, sobre todo y lo que a mi parecer es más importante, que se ha producido una fractura de los afectados con la administración local escenificada no solo en las desafortunadas declaraciones de la concejala responsable de medio ambiente sobre el “inevitable efecto de las lluvias” ( poco hubiera costado ofrecer tranquilidad y seguridad a los vecinos comprometiéndose a seguir investigando las causas, aunque fuese de nuevo), sino en la actitud de los hoy gobernantes y antes miembros de la oposición, desde donde se posicionaban junto a los afectados en cada ocasión que el pp les agredía impidiéndoles manifestarse en el Pleno e incluso formando parte del movimiento de protesta ( caso de Podemos, y ahí está la hemeroteca para poder comprobarlo).
La cuestión es de difícil solución técnica, pero es más complicado buscar soluciones de mejora si las actitudes son de enfrentamiento, lo que añade mayor conflictividad y complejidad a la búsqueda posibles alternativas.
En mi opinión, y sin poder dar una solución a un problema que se escapa de mis limitados conocimientos, creo que pasaba por aprender de otras experiencias similares donde se busco la deliberación entre las partes interesadas y afectadas sin voluntad impositiva y sí con el talante de buscar acuerdos. ¿Ha pasado ya ese tren?. Yo creo que no. Creo que todavía se está a tiempo de hilvanar una estrategia, que sin prisas, y contando con la totalidad de actores involucrados en el asunto ( institucionales, políticos y sociales) busque, desde la transparencia y la participación más abierta, soluciones que mejoren la calidad de vida de una zona de la localidad que no fue voluntad de los vecinos que en ella habitan, sino de un determinado diseño urbano que no solo debido a la instalación de la planta se ha demostrado como problemático, sino que desde el principio fue ineficiente.

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