La sociedad 2.0 y la administración 1.0
Si
relaciono algunas de las características de la administración 1.0 y
de la sociedad 2.0, seguramente se me entenderá con mayor claridad
pues, una explicación sujeta a referencias numéricas no es
demasiado comprensible.
Cuando
hablamos de la web 1.0 ( en la que yo encuadro a la administración),
podemos señalar, como características principales: Solo de lectura,
contenido generado por los editores, conectividad unidireccional,
actualización de contenidos atrasada, sitios direccionales y no
colaborativos, además de requerirse conocimientos específicos para
su uso. En cambio, cuando hago referencia a la sociedad 2.0, ¿a qué
me refiero?. Pues me refiero a un entorno digital de lectura pero
también de escritura, de intercambio de conocimientos, de
autoorganización, de las redes sociales, de compartir y colaborar,
de un usuario que crea y comparte, no siendo el sujeto pasivo sino el
protagonista y una accesibilidad sencilla. En definitiva, ¿podemos
aplicar el 1.0 y el 2.0 de forma ajustada?.
Ya
no solo existe conexión a través de los equipos informáticos, pues
el smartfone ha irrumpido en la vida informativa y comunicativa de la
sociedad, algo que , aunque a nivel privado pueda ser visto por los
representantes políticos, no parece que a nivel público sea así.
Vemos, por ejemplo, cuando diferentes instituciones privadas
desarrollan aplicaciones para mantener un contacto directo y ágil
con sus clientes. Vemos, que para abrir una cuenta, para domiciliar
un pago o para realizarlo, ya no es preciso realizar un trámite
presencial, sino que a través del teléfono ya puede realizarse.
Esto, en el ámbito de lo público, está todavía por llegar. Los
avances en e-administración son muy limitados todavía y la
ciudadanía no sabe como acceder a los igualmente limitados trámites
que se ofrecen.
Es
cierto que las características de la administración no pueden ser
comparadas a las de una empresa privada: los procedimientos que
garantizan la seguridad jurídica así lo requieren ( en una empresa,
los que deciden son accionistas o ejecutivos en su representación, y
en función de la defensa de los intereses particulares de éstos).
Las garantías de una administración burocrática tradicional
supusieron un avance en la lucha contra las arbitrariedades y
discreccionalidad, pero no es menos cierto, que nuestra sociedad no
es la misma que la sociedad del siglo XX, por lo que la introducción
de reformas en la dirección de la eficacia y eficiencia, no pueden
ser sólo a nivel económico, sino también a nivel social. El
mantenimiento de la seguridad jurídica no está reñido con la
introducción de herramientas de información y comunicación
horizontales, ni con la existencia de una página web verdaderamente
reactiva, ni con el establecimiento de vías para la solución de
determinados trámites a través de la red. Y todo ello,
evidentemente sin detrimento del mantenimiento de un servicio
personal y directo, pues el acceso a las herramientas tecnológicas,
pese a estar en clara extensión, no es todavía de un acceso
generalizado.
Creo
que el camino que está por recorrer es apasionante, lleno de retos,
avances y retrocesos, pero inevitable. ¿El riesgo de ponerse de
perfil ante la sociedad del conocimiento?: fosilizarse, y en política
eso supone ser irrelevante a nivel electoral, y lo que es más
peligroso: a nivel social.
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