CÍNICOS
1.
Representantes de la escuela filosófica (socrática) antigua griega
(siglo 4 a.n.e.), adeptos de Antístenes .El representante más
célebre era Diógenes de Sínope. Los cínicos expresaban los
intereses de los sectores democráticos de la sociedad esclavista.
Consideraban que la base de la felicidad y la virtud eran el
menosprecio de las normas sociales y la renuncia a la riqueza, la
gloria y los placeres sensitivos.
Diccionario
de Filosofía.
2.-Desvergüenza
e el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas
vituperables. Imprudencia, obscenidad descarada. Doctrina de los
cínicos, que expresa desprecio hacia las convenciones sociales y las
normas y valores morales. Afección de desaseo y grosería. R.A.E.
¿Porqué
o para qué hacer referencia a éstas definiciones?. Sencillo: en la
política se ha instalado el “cinismo”, pero no en su acepción
filosófica, sino en el sentido que todos le atribuimos en el
lenguaje normal.
¿
A qué me refiero?. Me refiero a el cinismo de la derecha local que,
partiendo de una premisa casi insultante, pretende dar lecciones de
“buen hacer” pese a que la herencia de su nefasta gestión es la
que nos ha traído hasta donde estamos. Bien es cierto que el actual
gobierno tiene la parte de culpa que le corresponde por la
resignación que ha demostrado al sentido común impuesto por la
derecha gobernante a lo largo de más de veinte años. Las
expectativas que levantó el resultado de las elecciones de mayo de
2015 hacia pensar que las cosas podía empezar a cambiar, pero el
resultado ha sido más bien el contrario: hemos seguido cayendo.
Y
me refiero al hecho de que a lo largo de veinte años, la derecha ha
pervertido la administración local, incentivando la aparición de
mini reinos de “taifas”. Ha desmembrado una administración cuya
reconstrucción fue ardua y costosa: desde una prácticamente
inexistente estructura administrativa; sin medios, sin suficiente
personal y con instrumentos de gestión anticuados, hasta la
administración camino de la modernidad, con una dotación de
personal y medios adecuados al sistema democrático. Me refiero a las
obras con doble o triple costo: parking, zona comercial, parque
central, etc. Me refiero a las faraonicas obras como la piscina e
instalaciones anexas, construidas para ser entregadas a la gestión
privada en modo de club particular. Me refiero al crecimiento
descompensado de la plantilla, con un área técnica desajustada,
unas jefaturas y productividades asignadas por decreto vulnerando lo
establecido en las normas de acceso, un clima de competitividad
interno que ha aniquilado cualquier atisbo de dedicación vocacional
al servicio público sustituyéndolo por un “todos queremos más”.
Me refiero a informes encargados de palabra, sin aprobación alguna y
sin fin justificado que finalmente ha tenido que pagar el erario
público. Me refiero a un Plan General anulado que ha paralizado el
desarrollo local. Me refiero a la época en la que, sin regulación
alguna el salario del alcalde alcanzaba incluso al del Presidente del
Gobierno, o la entrada en manada de “amiguetes con carnet” a modo
de personal de confianza ( antes de la llegada de la derecha no
existían, pese a que la ley lo contemplaba como posible), o a la
dotación de coche oficial ( antes de la llegada de la derecha no
existía). Y, refiriéndome a todo ésto, ¿qué pretende la derecha
local?, ¿insultar a la ciudadanía postulándose como “alternativa”?
Evidentemente
la resignación y aceptación de los actuales miembros del gobierno
de la gestión envenenada no dice mucho de su nivel político, ni de
sus principios ni valores. Teniendo la oportunidad de presentar, pese
a estar en minoría, un proyecto de cambio, han elegido la comodidad
de la continuidad. Y ¿entonces?, ¿qué vamos a elegir?, ¿entre lo
malo y lo peor?. Una irresponsabilidad
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